Un informe niega que el polémico glifosato sea cancerígeno
El debate sobre el glifosato, el herbicida más utilizado en el mundo, sigue abierta. Un nuevo dictamen niega que este producto químico sea cancerígeno, lo que alimenta la polémica.
El 20 de marzo del 2015, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer incorporó el glifosato a la lista de substancias “probablemente cancerígenas para humanos”.
Alertada por esta calificación, la Comisión Europea pidió a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) un informe al respecto, en él, se concluyó, en base a los estudios analizados, que “es improbable” que el glifosato suponga una amenaza de cáncer para los humanos.
Ante la disparidad de opiniones, la CE pidió un dictamen a la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA), cuyo comité de evaluación de riesgos concluye ahora que “las evidencias científicas disponibles no reúnen los criterios necesarios para clasificar al glifosato como cancerígeno, mutagénico o tóxico para la reproducción”. Este informe servirá de base para que la CE decida a finales de año si autoriza o no la utilización del glifosato como sustancia activa en los plaguicidas. La autorización caducaba
Entidades sanitarias y ecologistas, contra el dictamen de la Agencia de Sustancias Químicas
en junio del 2016, pero fue renovada provisionalmente a la espera del dictamen. La ministra de Ecología de Francia, Ségolène Royal, condenó la decisión de la ECHA de no considerar cancerígeno el glifosato, y se manifestó “consternada”.
La Asociación Española para la Protección de las Plantas (Aepla), que agrupa a la industria fitosanitaria, juzgó acertado que “haya prevalecido la evidencia científica y no la ideología”. En cambio, la Alianza por la Salud y el Medio Ambiente calificó el dictamen de la ECHA como “decepcionante”. “La salud pública va a perder una oportunidad importante para la prevención del cáncer”, afirmó la directora de este entidad, Génon K. Jensen.
Luis Ferreirim (Greenpeace) opinó que es “chocante” que la ECHA rechace las evidencias científicas y la carta firmada por un centenar de científicos. Ecologistas en Acción dice que crecen las “sospechas de que las agencias de evaluación científica europeas están frecuentemente sujetas a intereses distintos a los del cuidado de la salud de la ciudadanía”.