La Vanguardia

El despertar de Ricky Rubio

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

Vassilis Tsartas, futbolista griego que militó en el Sevilla a finales de los noventa, fue calificado en su día como “un jugador de Estudio Estadio”. Es decir un hombre talentoso que salía en los resúmenes como protagonis­ta de las acciones más destacadas. Ahora bien, cuando el espectador tenía la oportunida­d de seguirlo durante un partido entero su impresión con respecto al heleno cambiaba por su carencia de regularida­d. Ese síndrome es el que ha perseguido en las últimas temporadas a Ricky Rubio (26 años). Nunca o casi nunca ha faltado una jugada espectacul­ar del base catalán entre el elenco de mejores momentos de la madrugada en la NBA. Un dribling de autor. Una asistencia inverosími­l. Un robo de balón increíble. Rubio siempre ha sido capaz del más difícil todavía en una cancha de baloncesto, en especial cuando el nivel de presión no era el máximo. Sin embargo, en el último mes su trayectori­a ha experiment­ado un repunte notorio. Su juego ha adquirido la constancia, la solidez y la riqueza que le exige su estatus (firmó en 2014 un contrato por cuatro temporadas y 44 millones de euros).

Hace sólo unas semanas Ricky andaba tocado y alicaído. El equipo no funcionaba y él tampoco. El resultante era que le perseguían constantes rumores de traspaso que afectaban a su moral y a su juego. El niño prodigio al que hizo debutar Aíto García Reneses en la élite con sólo 14 años había perdido la alegría dentro de una cancha de baloncesto. Se le veía demasiado serio y bloqueado. Todo eso ha cambiado. Se ha producido un clic, especialme­nte en su cerebro, y ahora rebosa confianza.

Ante los Celtics, pese a la derrota de sus Minnesota Timberwolv­es (117-104), logró 23 puntos, la máxima anotación de la temporada para el base, y por primera vez en su carrera en la NBA ha enlazado tres encuentros consecutiv­os superando la barrera de los 20 puntos. De hecho, en los últimos cinco partidos promedia 19,8 puntos y 11,8 asistencia­s, unas cifras de auténtico All Star.

Nada que ver con los 7 puntos y 6,4 asistencia­s del mes de noviembre, cuando seguía notando molestias físicas y no se adaptaba a los esquemas del nuevo entrenador del equipo, Tom Thibodeau.

“Debutó con nosotros, conmigo ya de presidente, y desde siempre ha ido superando los retos que se le han ido presentand­o. Superó el de debutar con 14 años, el de jugar bien a nivel internacio­nal y el de ganar títulos. Luego creo que sufrió un problema psicológic­o con el tiro y quizás pensó que podía vivir casi sólo de la asistencia, cuando

SATISFACCI­ÓN “Es una gozada poder jugar a este nivel”, señala el base, que se ha rehecho tras los rumores de traspaso

JORDI VILLACAMPA “Ahora está demostrand­o que es un jugador más rico, capaz de anotar y no sólo de repartir juego”

él es un jugador con más variedad, más rico, capaz de anotar y no sólo de repartir juego a los compañeros. Ahora lo está demostrand­o y me alegro mucho por él”, explica a La Vanguardia Jordi Villacampa, presidente del Divina Seguros Joventut.

El excelente momento del base ha coincidido con la reciente gira que ha realizado por Estados Unidos el selecciona­dor español, Sergio Scariolo. “He visto muy bien a Ricky desde un punto de vista anímico y con conciencia de estar jugando posiblemen­te al mejor nivel de su carrera en tiempo”, escribió el técnico en su diario de viaje en la web de la Federación Española. Scariolo añadió que Rubio es su base titular para el Eurobasket de este año. En el aspecto mental incidió hace unos días en RAC1 el padre de Ricky, Esteve Rubio. “Está jugando su mejor baloncesto desde que llegó a la NBA. Hizo un cambio de chip a partir de Navidad. Lo pasó muy mal con el tema de su madre (falleció en mayo) pero está volviendo a hacer su juego”.

Un estilo próximo a los videojuego­s mezclado por fin con una buena dosis de eficacia. “Es verdad que al principio de temporada no me encontraba a gusto, pero ahora sí. Es una gozada estar a este nivel y poder competir contra grandes equipos”, señala Ricky. Los Timberwolv­es han mejorado si bien no tienen sencillo ni mucho menos entrar en unos playoffs a los que han faltado en los últimos doce años. Con actuacione­s como las de Rubio del pasado lunes contra los Washington Wizards, día en el que batió el récord de asistencia­s de la franquicia, con 19, tendrán opciones. “A veces no sé ni cómo lo hago, intento buscar a mis compañeros para que metan canastas fáciles. Es mi trabajo”, señaló, modesto, el catalán. “Aún queda muchísimo del Ricky niño”, le dijo a este diario el año pasado. Está volviendo a disfrutar como cuando era pequeño.

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CHARLES KRUPA / AP

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