Schulz desafía a Merkel.
Los socialdemócratas alemanes proclamaron ayer a su líder Martin Schulz, expresidente del Parlamento Europeo, candidato a los comicios de septiembre, para disputar la cancillería a Merkel.
Los socialdemócratas alemanes oficializaron ayer, como no podía ser de otro modo, su apoyo a la candidatura de Martin Schulz a la cancillería, a la vista de que el mero anuncio de su posible elección ya empezó a darles un respiro en las encuestas.
“¡El SPD ha vuelto! ¡Hemos regresado!”, dijo Schulz a unos 600 delegados en la convención del partido en Berlín. La totalidad de los delegados dieron el sí a su candidatura como líder del partido y candidato en las elecciones generales del 24 de septiembre.
En las encuestas, el SPD sigue ligeramente detrás de los democristianos, que encabeza la canciller Angela Merkel. Pero lo cierto es que ha experimentado un renacer desde la entrada en escena de Schulz. Ha sumado alrededor de 10 puntos y, lo más importante, los últimos sondeos apuntan que Schulz, de 61 años, con el prestigio de haber sido presidente del Parlamento europeo, podría sumar suficientes escaños para encabezar una alianza de izquierdas, junto a Die Linke y los verdes –sería la primera vez en la que se formara una coalición de este tipo en Alemania a escala nacional– con la que arrebatar el poder a Merkel.
“Queremos que el SPD sea la fuerza política más fuerte después de las elecciones federales, obtener un mandato para hacer que este país sea mejor y más justo y para dar a la gente de este país el respeto que merecen, y por esto quiero, queridos camaradas, ser el próximo canciller alemán”, clamó Schulz. Reiteró sus peticiones de educación gratuita, más inversión en enfermerías y escuelas, así como programas para los desempleados en un discurso acogido con una cerrada ovación. Es necesario acabar con la “intolerable brecha salarial” para que los hombres y mujeres de Alemania tengan los mismos salarios por el mismo trabajo, dijo Schulz.
También dijo que quería introducir horas especiales de trabajo –financiadas por el gobierno– en el ámbito de las familias, pero sin entrar en detalles.
La nota simpática la puso el exalcalde de Wuerselen, cerca de la frontera holandesa, que rememoró la infancia y los humildes comienzos allí de un Schulz “algo vago”, pero íntegro.