Glorias culturales
Jaume Collboni augura un gran futuro a la plaza de las Glòries: “Bajo el liderazgo del Ayuntamiento y con la complicidad del sector privado, ha empezado a andar la Taula Glòries Cultural. Un espacio de encuentro del conjunto de actores que cada día levantan la persiana de su cotidianidad en un ámbito de nuestra geografía todavía por colonizar”.
Ahora hace veinte años que el Ayuntamiento de Barcelona ponía en marcha la creación de un distrito tecnológico en el Poblenou, directamente conectado a la innovación y a las industrias creativas. De manera natural, el eje Glòries-Diagonal ha sido el principal receptor de una serie de iniciativas privadas que han decidido instalar sus sedes sociales de la misma manera que la Universitat Pompeu Fabra ha trasladado algunas de sus facultades. A poco que vayamos ampliando las pequeñas anillas que configuran el tejido urbano del Poblenou observaremos una cantidad notable de proyectos creativos de todo tipo en la órbita de las televisiones, las empresas audiovisuales, escénicas, fonográficas y de otros que trabajan aspectos colaterales de gran importancia estratégica y logística, como el software, el marketing y la consultoría creativa. Una parte del despliegue cultural de la ciudad se ha ido situando en torno a la plaza de las Glòries, definiendo un paisaje artístico de considerable densidad en ámbitos tanto diversos como la música, las artes escénicas y el diseño.
En muchas otras ciudades un despliegue tan notable de iniciativas culturales y creativas se hubiera situado en la periferia, estructurándose como parque tecnológico o como un clúster en cualquiera de estas áreas temáticas. El tamaño de Barcelona, y probablemente el acierto visionario de aquella medida innovadora, ha permitido definir una nueva centralidad cultural tanto real como de extraordinarias potencialidades.
El Poblenou no es un barrio contenedor. Su textura urbana permite que la actividad residencial conviva muy cerca con la económica, la académica y la creativa creando una realidad de enorme valor sociocultural. La combinación de grandes equipamientos públicos como el TNC, el Auditori o el DHUB con empresas de la magnitud de Mediapro, RBA, Focus o Lavinia y con el añadido próximo de BTV, Can Framis o Razzmataz es casi bien única en ciudades de una densidad cultural similar a la de Barcelona. Por otra parte, empresas de innovación e investigación tecnológica como T-Systems, Alstom o l'I+D de Orange le otorgan una especificidad precisa en las dinámicas propias del tráfico digital.
El eje neurálgico de este complejo tan heterogéneamente coherente es la plaza de las Glòries, un espacio en transformación destinado a convertirse en el aglutinador de una centralidad metropolitana que nos proyecta a los requerimientos urbanísticos, culturales y económicos del siglo XXI.
El vector común que vertebra y da sentido a todas estas iniciativas es la gestión de la creatividad y en este contexto aparece como una indiscutible oportunidad el edificio del Disseny Hub, que con su singular forma de pinza abraza la plaza de las Glòries con contundencia y personalidad.
El DHUB –la proa de Glòries– acoge el Museu del Disseny, el FAD y el BCD; es decir, las organizaciones que dan sentido corporativo e institucional al mundo del diseño en Barcelona. Juntas –con la cómplice vecindad de la Biblioteca del Clot– configuran una realidad importante pero no suficiente, en la medida en que el DHUB se convierte en el punto de partida de un objetivo mucho más ambicioso: convertirse en el espacio que explora, multiplica y proyecta internacionalmente el sector de las industrias creativas de Barcelona. La suma de las iniciativas públicas y privadas que se concentran en un perímetro de quinientos metros señala que este es un objetivo tan deseado como plausible. El diseño logístico y normativo del 22 inició un camino incierto
El DHUB es punto de partida de un objetivo ambicioso: el espacio que explora y proyecta las industrias creativas
que nos ha llevado hasta aquí. La plaza de las Glòries le dará la dimensión social y la proyección competitiva que todas estas realidades ya consolidadas demandan y justifican.
Bajo el liderazgo del Ayuntamiento y con la complicidad del sector privado, ha empezado a andar la Taula Glòries Cultural. Un espacio de encuentro –informal, que nace con vocación decididamente práctica– del conjunto de actores que cada día levantan la persiana de su cotidianidad en un ámbito de nuestra geografía todavía por colonizar. Un ámbito de relación estable que nos tiene que permitir definir, juntos, cómo tiene que ser Glòries. Un reto que aceptamos con responsabilidad, ambición y la firme convicción de que Barcelona, si sale adelante, puede llegar a hacer balancear el mismo centro de la ciudad.