La Vanguardia

La autopsia revela que el atacante de Orly había mezclado alcohol y drogas

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

La autopsia apunta a lo que dice el padre del atacante de Orly: que su hijo, Ziyed ben Belgacem, “nunca fue un terrorista”. De 39 años, Ben Belgacem atacó el sábado a una mujer soldado que vigilaba el segundo aeropuerto de París y fue muerto a tiros por los compañeros de patrulla de aquella. “No rezaba y bebía, he aquí lo que puede llegar a hacerse bajo los efectos del alcohol y del cannabis”, declaró el padre a una emisora de radio. Y, de hecho, la autopsia, dada a conocer anoche, reveló que había consumido cannabis, cocaína y alcohol en las horas previas a los hechos.

Tras reducir a la mujer soldado y arrebatarl­e el fusil, Ben Belgacem dijo a los dos soldados que le apuntaban, antes de matarlo con tres disparos, que estaba ahí “para morir por Alá”. En su mochila, junto a un bidón de gasolina y un mechero, se halló un ejemplar del Corán, pero los investigad­ores no han encontrado ningún vínculo de este hombre con antecedent­es penales, nueve veces condenado, con el Estado Islámico o el yihadismo. El supuesto que se abre paso es otro: el de un delincuent­e, acaso sobreexcit­ado por la droga, metido en una espiral suicida de desesperac­ión. En el registro de su apartament­o se encontraro­n algunos gramos de cocaína.

El atacante disparó con su pistola de perdigones, sobre las 7 de la mañana, contra un policía que le había parado por exceso de velocidad en un control de tráfico. Luego se metió en un bar, donde disparó tres veces sin motivo ni causar heridos y dejándose allí su teléfono móvil, con el que había llamado a su padre.

“Eran las 7 o las 8 de la mañana”, explicó el padre al salir de la comisaría. “Estaba tan excitado que ni siquiera su madre llegaba a entender lo que decía”. “Me dijo: mira, papá, te pido perdón porque he hecho una burrada con un gendarme”. El padre intentó sonsacarle dónde se encontraba, pero sólo entendió que estaba al volante de un vehículo.

El fugitivo se dirigía entonces hacia Orly en un coche que acababa de robar. La propietari­a del coche afirmó que Ben Belgacem estaba herido. Los policías del control de tráfico habían disparado contra él. Poco después se producía su ataque contra la soldado que acabaría con su propia muerte y la cancelació­n o desvío de 200 vuelos en Orly. El fiscal François Molins describe esta hora y media trepidante como “una huida loca”.

“Parece que nos las tenemos con un bandido con un fondo de islamismo que, herido y sabiendo que estaba siendo buscado, intentó, por así decirlo, salir por la puerta grande”, dijo Jean-Luc Taltavull, vicesecret­ario del sindicato de comisarios de la policía francesa.

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