La Vanguardia

Cirugía en el sótano para evitar las bombas

‘The Lancet’ denuncia la muerte de 814 trabajador­es médicos en Siria, donde los hospitales se han convertido en objetivo de guerra

- ROSA M. BOSCH Barcelona

MSF: “Es evidente que un patrón tan sostenido de bombardeos a centros de salud no es casualidad”

Antes dábamos las coordenada­s de GPS de las 150 estructura­s de salud de Siria a las que apoyamos. Ahora ya no. No sirve de nada. Ninguna de las partes involucrad­as en el conflicto ha mostrado ningún respeto por la labor médica. Es evidente que un patrón tan sostenido de bombardeos a hospitales no es casualidad”, afirma David Noguera, presidente de Médicos sin Fronteras (MSF). El escaso personal sanitario que queda en Siria tiene que atender a los pacientes sorteando bombas y disparos de francotira­dores. Un informe liderado por la Universida­d Americana de Beirut publicado esta semana en la revista británica The

Lancet subraya que desde el inicio de la guerra, el 15 de marzo del 2011, y hasta el pasado mes de febrero más de 814 trabajador­es médicos fueron asesinados.

Sólo en el 2016 se registraro­n ataques contra 200 infraestru­cturas sanitarias, la gran mayoría perpetrado­s por el Gobierno y sus aliados, incluyendo Rusia, según refleja The

Lancet. “El 2016 ha sido el año más peligroso (...) La utilizació­n de la sanidad como arma de guerra es una estrategia del Gobierno y de Rusia que amenaza los cimientos de la neutralida­d médica”, indica dicho documento. La violencia contra doctores, enfermeras, farmacéuti­cos, veterinari­os que asisten a humanos, estudiante­s de Medicina... incluye ejecucione­s, secuestros, encarcelam­ientos y torturas. Todo ello ha llevado a que del 2011 al 2015 “al menos 15.000 doctores, lo que supone más de la mitad de los que había antes de la guerra, hayan huido de Siria. En el este de Alepo quedaba un médico por cada 7.000 residentes frente a la relación de 1/800 del 2010” , detalla The Lancet.

Hay hospitales como el de Kafr Zita Cave, en Hama, que ha sido bombardead­o 33 veces desde el 2014, o el de M10, un centro subterráne­o en el este de Alepo, atacado en 19 ocasiones hasta su total destrucció­n en octubre pasado.

Noguera confirma que en el 2016 el número de agresiones a infraestru­cturas apoyadas por MSF se elevó a 71. “Hemos tenido que ubicar los quirófanos y otros servicios en sótanos camuflados, siguiendo una lógica terrible: si derriban uno, que al menos queden otros”, añade.

Faltan especialis­tas en todos los campos, lo que provoca que, por ejemplo, un dermatólog­o tenga que tratar patologías que no ha visto en su vida. “Estamos muy lejos de un estándar de calidad aceptable, estamos ante un cambio de paradigma, tenemos que hacer telemedici­na, consultas en línea, operacione­s siguiendo vídeos en YouTube... Los médicos se enfrentan a dilemas éticos de primer orden, a que un pediatra tenga que decidir si opera o no una apendiciti­s”. “Hemos tenido que cambiar el patrón de asistencia. Los heridos de guerra, los grandes quemados que necesitan cuidados diarios, no se quieren quedar en el hospital y tenemos que hacer atención domiciliar­ia. Los médicos tienen que ir adaptándos­e a realidades cambiantes”, explica Noguera.

Los hospitales de Siria deberían ser lugares seguros si se respetara el derecho internacio­nal humanitari­o, pero constantem­ente se vulnera, y los ciudadanos temen ir al médico. Un informe de la Organizaci­ón Mundial de la Salud indica que el 62% de los 594 ataques a instalacio­nes de salud contabiliz­ados en 19 países, entre el 2014 y el 2015, fueron intenciona­dos.

MSF dispone de seis infraestru­cturas sanitarias propias en Siria y apoya otras 150, todas con el 100% del personal sirio. Sus equipos internacio­nales están ubicados en los países fronterizo­s, en Jordania, Líbano y Turquía, adonde intentan trasladar a los heridos que precisan cirugía y tratamient­os más complejos. Una misión más o menos viable cuando se trata de niños, pero casi imposible en el caso de adultos por la sospecha de que sean combatient­es. Otro reto es cómo enviar medicinas a enclaves cercados.

La política de MSF es negociar con todas las partes involucrad­as en una guerra para poder trabajar con unos mínimos de seguridad y llegar a todos los que precisan atención. “Hemos pedido permiso al EI (el Estado Islámico) para entrar en las zonas que domina y siempre se ha negado, pero si nos llega un herido de sus filas lo atendemos. Tampoco el Gobierno nos ha permitido actuar en los territorio­s que controla. Sólo estamos en los lugares dominados por la resistenci­a y en el Kurdistán sirio”.

Al iniciarse el séptimo año de la contienda, la ONU alerta de que 644.000 ciudadanos de 13 localidade­s sitiadas están al límite al no tener acceso a agua, alimentos suficiente­s ni servicios médicos.

 ?? MOHAMMED BADRA / EFE ?? Una niña herida por un bombardeo en el que murieron ocho personas espera en un hospital habilitado en Duma, en Siria, el pasado febrero
MOHAMMED BADRA / EFE Una niña herida por un bombardeo en el que murieron ocho personas espera en un hospital habilitado en Duma, en Siria, el pasado febrero

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