La Vanguardia

El peso (real) del PSC

- Francesc-Marc Álvaro

En otro tiempo, se hubiera hablado mucho de ello. Ahora, la cuestión ha pasado sin pena ni gloria. Me refiero al acuerdo entre el PSOE y el PSC para “un fortalecim­iento de las relaciones” entre ambas organizaci­ones. El socialismo catalán –tan importante en la articulaci­ón del sistema de partidos surgido en 1977 y en la vida municipal– queda lejos de los focos, tapado por las noticias del proceso, la crisis interna del PSOE y el protagonis­mo de Colau, entronizad­a por sus fieles hasta la horterada más autocompla­ciente.

La irrelevanc­ia del PSC tiene también su parte –digamos– positiva: por ejemplo, Iceta va por ahí como si Narcís Serra –ahora imputado por la Audiencia Nacional como expresiden­te de Caixa Catalunya– y el exalcalde de Santa Coloma Bartomeu Muñoz –ahora juzgado por el caso Pretoria al lado de un correligio­nario y de ex altos cargos convergent­es– no fueran figuras singulares de su partido; en este sentido, es significat­ivo que, en varios medios, la militancia socialista de Serra es un dato omitido sistemátic­amente. Es con esta metodologí­a como se fabrica –desde siempre– lo que ahora llaman posverdad.

El hecho es que –en medio de una batalla sangrante por el liderazgo del PSOE– Iceta ha conseguido salvar los trastos con un acuerdo que reduce el peso real –números en mano– del PSC en la cúpula del PSOE y ata más corto la autonomía decisoria de los socialista­s catalanes. “Correspond­e al PSOE –reza el punto 3 del documento– la definición de la posición política de los socialista­s en los asuntos de naturaleza o relevancia constituci­onal, así como en aquellos cuya aplicación excede del ámbito territoria­l de Catalunya”. No hay que ser un experto para adivinar que “naturaleza o relevancia constituci­onal” es un cajón de sastre que permitirá que los despachos de Ferraz tengan siempre la última palabra, dado que cualquier asunto puede ser transforma­do arbitraria­mente en materia vinculada a la Constituci­ón. El derecho a decidir del PSC es hoy menor que ayer.

El amigo Rafael Jorba dedicaba el viernes un documentad­o artículo a recordar que el socialismo catalán fue clave, al lado del andaluz y del vasco, en la fórmula ganadora del PSOE en 1982. Es exacto. Pero ahora –con independen­cia de quien se imponga en las primarias que se disputan Díaz, Sánchez y López– Iceta tiene menos fortaleza y menos autoridad que Reventós y Obiols en 1978 (los comicios del 15-J del 77 en Catalunya fueron un triunfo de los socialista­s). Hoy, aunque el PSC conserva alcaldías importante­s, es innegable que su larga caída electoral y la aparición de los comunes conducen a un escenario de estancamie­nto a la baja, marcado por el seguidismo de la estrategia del PP y C’s, como demuestra la intención –anunciada por Iceta– de recurrir al TC los presupuest­os en caso de que estos incluyan un referéndum. ¿No deberían los federalist­as tener más imaginació­n?

El socialismo catalán queda tapado por el proceso, la crisis interna del PSOE y el protagonis­mo de Colau

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