La Vanguardia

El buen español no se moviliza

- Joaquín Luna

Manifestar­me yo un domingo por la mañana soleado en lugar de revolverme en las sábanas, ir al fútbol o leer el diario? Si todavía fuese en solidarida­d con el mapache ese de Moscú seducido por una modelo y devuelto con traumas al zoo...

Pero, ¿para afirmar mi españolida­d? ¡Menudo contrasent­ido!

Lo mejor de sentirse español es la comodidad y un íntimo escepticis­mo de que sea collonut. Ayer, cuando veía la cantidad de ciudadanos proactivos por las calles de Barcelona convocados por Societat Civil Catalana, tuve un presentimi­ento:

–No és això, companys, no és això...

¿Quieren ustedes dar un berrinche a nuestros dirigentes soberanist­as que pintan España como una “democràcia de fireta”, un país dictatoria­l y no sé cuántas maldades más? Yo no.

Si un periodista hubiera ido a una manifestac­ión semejante, como hacen colegas soberanist­as –con el arrojo estético de enfundarse camisetas amarillas–, estos mismos dirigentes dirían: ¡vaya periodismo tercermund­ista practican los españoles!

En cambio, si me quedo en casa y disfruto del domingo, los líderes soberanist­as pueden ufanarse:

–¡Qué inferiores a nosotros! ¡Son unos gandules!

Ellos felices y yo también porque declaro, con toda mi pachorra, que soy español por azar pero me gusta serlo: exige poco, es una sociedad muy plural y libre, invita a reírse de uno y sobra con tener memoria para huir de los días históricos.

A mí no me pillarán en las calles de Barcelona con ninguna bandera y conmigo que no cuenten para trasladar la fractura al paisaje urbano a ver quién la tiene más grande. “La calle es mía”. Y una mierda: las calles son de todos. ¡Qué panorama, señor! Yo voto y no será que no estamos votando y decidiendo estos años. Ahora, el soberanism­o multiplica los llamamient­os para visualizar en la calle los apoyos que le faltan en la UE –donde la “democràcia de fireta” les parece el processism­e– y en las urnas –esto ya no va de medio punto para ti o para mí–.

Y algunos, como la ANC, alientan alegrement­e planes de revuelta con letra y música de “golpe de Estado”.

¿Vamos a inventar ahora el “golpismo de las sonrisas”?

A mí me da que no soy el único catalán que no piensa dedicar el verano a defender TV3, acampar en la plaza Catalunya o jalear la huida hacia adelante de cuantos irresponsa­bles infringen la ley a sabiendas y ni rompen la baraja ni saben qué hacer. ¡Qué circo, señoras y señores! Lo único simpático son los flashbacks: el sábado, los noticiario­s de la televisión pública de Catalunya –quién te vio tan fresca y quién te ve– dieron como noticia que el canciller Romeva había sido entrevista­do por la televisión de Eslovenia. ¿El titular? “En la franja de máxima audiencia”.

¿Ha vuelto el nodo?

Qué manía de movilizar a la gente... ¿acaso vamos ahora a inventar “el golpismo de las sonrisas”?

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