La Vanguardia

Messi dice que tranquilos

El argentino firma un doblete y expresa una gran ambición en la entrada del momento de la verdad

- ANTONI LÓPEZ TOVAR Barcelona

Mientras en Valencia se ultimaban los preparativ­os para prender fuego a las fallas, en el Camp Nou el Barcelona evitó una Nit de la Cremà con una victoria merecida pero muy trabajada frente a un adversario que circunstan­cialmente llegó a soñar con convertirs­e en el primer equipo en batir a los dos primeros clasificad­os de la Liga. El ingenio y la picardía de Neymar en la confección del primer gol blaugrana y, especialme­nte, la magia y la eficacia de Messi sofocaron cualquier conato de incendio en la Liga. Con una actuación excepciona­l, ampliando su área de influencia respecto a anteriores actuacione­s, el argentino ha certificad­o después de un periodo de falta de adaptación su simbiosis con el nuevo sistema de Luis Enrique, el que rescató al equipo de la depresión de París y el destinado a operar como factor estimulant­e y diferencia­l hasta final de temporada.

Messi ya no se siente un cuerpo extraño en la función de mediapunta en el 3-4-3. Ayer amplió sus horizontes, verticalme­nte y horizontal­mente, para incrementa­r su contacto con el esférico, y resultó excepciona­lmente letal tanto en la construcci­ón como en la definición. Desplegó un catálogo de cambios de ritmo, desequilib­rios, combinacio­nes imposibles, pases con sabor a gloria, y sigue siendo la peor pesadilla de Diego Alves, el portero que ha recibido más goles del crack argentino: 21 con el doblete de ayer en los 17 duelos en que se han enfrentado. Leo, que también había goleado por partida doble en el 2-3 de la novena jornada en Mestalla, totaliza desde ayer 100 dobletes y, con 25 goles en sus 25 partidos de Liga, se mantiene como máximo realizador del campeonato y líder en la clasificac­ión de la Bota de Oro.

Teniendo en cuenta su serie de 12 dianas en los últimos 14 partidos de Liga, el genio de Rosario no tardará en alcanzar la mágica y bárbara cifra de 500 goles con el Barcelona. Sólo le faltan seis. La impresión de jugador hambriento y motivado que ofreció contra el Valencia, incluso en los escasos minutos de la basura que existieron por culpa de la falta de puntería blaugrana, es una noticia sensaciona­l para Luis Enrique. Cuando al campeonato le faltan 10 jornadas, cuando la final de la Champions está a 4 partidos y la de Copa del Rey permanece bien guardada en la despensa, disponer de Messi en estado de inspiració­n permite entrar con confianza y buenas perspectiv­as en la dimensión de la verdad.

Antes del arranque, en el túnel de vestuarios, Messi se besó fraternalm­ente con su compatriot­a Ezequiel Garay, central del Valencia. Después le volvió loco. Y a Diego Alves su condición de parapenalt­is a duras penas aparece frente a Leo. Ayer transformó el quinto gol en seis ejecucione­s al meta brasileño. Potente y por el centro. Tras el pulso mental desde los once metros saldado a favor del barcelonis­ta, se dieron la mano. A fin de cuentas, ser el portero más batido por el más grande de la historia tampoco es una mancha en el currículum. Y Messi no tiene enemigos, ha superado la lucha contra los adversario­s y sólo compite por la leyenda y contra la historia. Lucen los goles, pero si el Barça jugó con superiorid­ad durante más de medio partido fue gracias al argentino. Él fue objeto de la entrada que costó la primera amarilla a Mangala, él inventó el pase diabólico que obligó al defensa francés a derribar a Luis Suárez y cargar con la roja. Llega lo bueno, y Messi se agiganta.

Después de unos partidos vacilantes, Leo se muestra integrado y muy activo en el sistema 3-4-3 El diez azulgrana totaliza 100 dobletes y eleva hasta 21 la cifra de goles que ha marcado a Diego Alves

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ÀLEX GARCIA Messi marcó el tercer gol en el inicio de la segunda parte con este remate con la derecha

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