Batalla campal de padres en un partido de fútbol infantil
Una batalla campal entre padres en Mallorca reactiva las alarmas en el fútbol
Se puede escuchar en el vídeo: –¡Qué vergüenza! También se escucha el llanto de algunos niños. Están asustados. Los padres se están peleando. Los niños no lo entienden.
No pueden entenderlo. Nadie puede entenderlo.
La multitudinaria pelea se registraba el sábado en Alaró. Se trata de un pueblo de 5.000 habitantes situado a 25 kilómetros de Palma de Mallorca. Una ciudad dormitorio presidida por un castillo. Casi nunca pasa nada en Alaró.
Los niños tenían doce años. Trece, los más mayores. Disputaban un partido de infantiles, el Alaró-Collerense. Todo iba bien hasta que empezó a ir muy mal. Hubo una falta en una esquina del campo y dos niños se engancharon. Empezaron a discutirse. Nadie puso paz. Más bien al contrario. Nos lo enseña el vídeo. Saltó un padre. Otro se fue detrás. Luego ya todo es un lío. Una vergüenza. Salen padres por todas partes, todos agarrándose del cuello, repartiendo puñetazos y patadas, zarandeándose e insultándose. Y una voz: –¡Qué vergüenza! Y el llanto de los niños.
El vídeo se viralizó. Un pésimo ejemplo para todos. Mientras la Federación Balear de Fútbol estudiaba el episodio, algunas de las partes asumieron su parte.
La UE Alaró se planteaba la posibilidad de retirar de la competición a su equipo de infantiles. Cree que solo así podría dar ejemplo.
Bartomeu Noguera, vicepresidente del club, hablaba con TV3:
“Tenemos muy claro que no buscaremos quién empezó, o si había padres de uno u otro equipo. Lo que ocurrió fue culpa de todos y todos deben pedir perdón. Las personas que estaban en el campo se equivocaron. Con este vídeo damos la oportunidad de ver esta batalla. Se deben parar estas cosas que pasan en los campos de fútbol. Hay que decir basta”.
Y Aina Munar, la alcaldesa de la localidad, también manifestaba su parecer:
“Esta vez ha sido Alaró, pero cada fin de semana y en cualquier campo de Mallorca se producen actos puntuales que no deberían ser así”.
Aquí dio en el clavo. El problema es global. Y puntualmente va reapareciendo en escena. Tanto, que distintas instituciones lo tienen presente.
Joan Josep Isern, vicepresidente de la Federació Catalana de Futbol, propone acciones ejemplares. “Sanciones que pueden comportar la clausura de campo o jugar el partido a puerta cerrada (...) El número de episodios con carácter violento, racista, xenófobo o intolerante es muy reducido si se compara con los 4.500 partidos que se disputan generalmente (en Catalunya), pero no podemos olvidar que se trata de hechos mediáticos que generan alarma social”.
E Ignasi Taló, director de la Fundació Brafa, escuela de fútbol de primera línea en Catalunya, interpreta que “los padres se preguntan a menudo qué quieren que sea su hijo de mayor, pero también deberían preguntarse cómo quieren que sea su hijo de mayor, y aquí el deporte tiene mucho que decir”.
Vista la catarata de despropósitos que se registran en los campos de fútbol, algunos creen que la mejor de las soluciones sería la que se aplica en el golf. En la mayoría de los torneos, los padres deben permanecer al menos a treinta metros de sus hijos. Deben guardar silencio. Y no pueden celebrar las mejores jugadas de sus hijos.
Un mínimo decoro.
La UE Alaró difundió el bochornoso vídeo para elevar el debate: “Todos deben pedir perdón”