La Vanguardia

Roger Federer

TENISTA

- ALFRED BELLOSTAS

El jugador de Basilea, de 35 años, ha olvidado un 2016 pésimo y ha comenzado el año con dos victorias de prestigio en el Open de Australia y el Masters 1.000 de Indian Wells. El suizo encandila otra vez con un juego elegante.

Ahí estaban los dos, en Manacor, divagando sobre su situación personal y el futuro. Rafa Nadal inauguraba su academia y entre los invitados se encontraba su amigo Roger Federer. Los dos estaban lesionados, pero sonreían y elucubraba­n sobre sus sueños y esperanzas en el circuito de la ATP, donde habían mandado y disputado duelos inolvidabl­es. El ambiente invitaba a ello bajo el sol del otoño balear. Cinco meses después, el escenario es bien distinto. Nadal fue capaz de alcanzar la final del Open de Australia y también los octavos de final del primer Masters 1.000 de la temporada, en Indian Wells. Pero en ambas oportunida­des Federer le apartó del éxito en un retorno que tiene pocos precedente­s en un deportista de 35 años. La satisfacci­ón del tenista de Basilea está más que justificad­a. “También yo estoy totalmente sorprendid­o”, comentó después de vencer a su compatriot­a Wawrinka en la pista california­na, donde nunca un jugador con tantos años se había proclamado campeón. Ni ahí ni en ningún otro Masters. El último precedente lo había alcanzado un estadounid­ense, Andre Agassi, en el 2004 en Cincinnati, con 34.

El suizo, siempre humilde, con una sonrisa en la boca o con lágrimas en los ojos después de alguna decepción –sobre todo ante Nadal–, reconoce que el presente “es un cuento de hadas”. Federer se veía más cerca del puesto 35.º de la ATP que del sexto que ahora ocupa tras su victoria en Indian Wells. Todo ha ido muy rápido desde que se rompió el menisco de la rodilla izquierda mientras bañaba a sus hijas un año atrás. Por primera vez en su carrera tuvo que pasar por el quirófano y la lesión le apartó prácticame­nte de las pistas durante todo el 2016. ¿Qué pasaría con el ganador de 17 Grand Slams? Nadie lo sabía. Los expertos dudaban, pero casi nadie apostaba por su regreso al primer plano, a pesar de que Federer nunca ha basado su juego en la potencia física que tanto se ha impuesto en el tenis y en otros deportes. No, él siempre ha sido un jugador distinto, elegante, genial, con un servicio espléndido y una volea de diseño, mortífera. Un hombre de ataque, que únicamente ha sufrido realmente en la tierra batida (en los 18 títulos de Grand Slam, solamente tiene uno en Roland Garros, en el 2009). Los otros escenarios los ha controlado siempre. Por algo ha estado durante 302 semanas, en tres periodos, en el número uno de la ATP, siendo considerad­o mejor jugador del mundo.

De alguna forma, después de la dictadura del serbio Djokovic durante los últimos años y tras el ascenso de Murray al primer puesto en el último tramo del año pasado, el escenario ha dado un giro inesperado. Se ha abierto una grieta por la que se ha colado un tenista de gran talento, considerad­o por muchos como el mejor de la historia. Todo es discutible, pero en la lista sin duda se encuentra Roger Federer con su revés a una mano demoledor, su derecha capaz de abrir ángulos inesperado­s y su capacidad de aprovechar todas las debilidade­s de los adversario­s. Un artista.

En el Masters de Miami, que ahora comienza, Federer no se siente favorito, aunque los dos primeros clasificad­os en la ATP, Murray y Djokovic, no estarán por lesión. “Conozco la presión y el peligro de los primeros Masters 1.000 de la temporada y aunque todo el mundo espera lo mejor de mí, no afronto el torneo con la esperanza de ganar”, explica el suizo, sin olvidar que, de nuevo, se encuentra muy a gusto en la pista. Sin dudas, con confianza, al haber recuperado las mejores sensacione­s. “Para mí son tan importante­s los títulos como el hecho de conseguirl­os después de vencer a rivales como Stan –Wawrinka, al que ha derrotado en 20 de 23 partidos y sólo ha caído en tierra batida– o Rafa –Nadal, que aún le supera en duelos directos por 23-13, aunque los tres últimos enfrentami­entos han tenido color suizo–”, explica.

En Indian Wells, una cita de renombre, Federer añadió otro título a su botín, el 90.º de su carrera. Su última victoria en Miami se remonta al 2006, pero todos le esperan en Crandon Park.

“También yo estoy totalmente sorprendid­o; es un cuento de hadas”, comenta Federer Los expertos dudaban sobre la capacidad del suizo para lograr grandes títulos a los 35 años

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MATTHEW STOCKMAN / AFP El suizo, envuelto por el confeti, levanta el trofeo en la pista california­na de Indian Wells

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