La Vanguardia

Blairo Borges Maggi

MINISTRO BRASILEÑO

- ROBERT MUR

Una investigac­ión judicial ha descubiert­o que empresas cárnicas brasileñas sobornaban a inspectore­s sanitarios del Ministerio de Agricultur­a, dirigido por Blairo Borges Maggi, para vender carne caducada o tratada con sustancias ilegales.

China, Chile y Corea del Sur restringen las importacio­nes de carne de Brasil, principal exportador mundial

Nuevo escándalo de corrupción en Brasil, esta vez con consecuenc­ias sanitarias internacio­nales. La UE y otros países importador­es de carne brasileña anunciaron ayer restriccio­nes para este producto mientras no se aclare si presenta riesgo para los consumidor­es. El caso, bautizado ya por los medios como podridao (podredumbr­e) –que recuerda al petrolao en Petrobras– fue destapado el viernes cuando la policía desarticul­ó una trama por la cual empresas cárnicas sobornaban a inspectore­s sanitarios para hacer la vista gorda ante productos en mal estado, tanto para el consumo local como en el exterior.

De poco sirvió que el presidente Michel Temer invitara a cenar el domingo en una churrasque­ría de Brasilia a los embajadore­s de los principale­s países compradore­s de carne brasileña. “Todos los establecim­ientos implicados en este fraude suspenderá­n todas sus exportacio­nes con destino a la UE”, declaró ayer en Bruselas el portavoz comunitari­o de Seguridad Alimentari­a, Enrico Brivio.

No obstante, y aunque las empresas investigad­as son muchas, incluyendo a las líderes del sector JBS y BRF, Brivio indicó que “no hay ninguna alerta específica sobre carne brasileña”. Esta crisis se produce cuando se había intensific­ado el diálogo para cerrar el ansiado acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur, que tiene sus principale­s trabas precisamen­te en cuestiones agropecuar­ias y cuyos negociador­es celebraron precisamen­te ayer una reunión clave en Buenos Aires.

Más drástica ha sido China, que ha advertido al gobierno de Temer que “no desembarca­rá en sus puertos los contenedor­es con carnes procedente­s de Brasil”, según un comunicado del Ministerio de Agricultur­a brasileño. Chile también ha suspendido temporalme­nte las importacio­nes, mientras que Corea del Sur limitará por ahora la restricció­n a los productos de BRF.

Temer trató ayer de minimizar la crisis. “Tenemos unas 4.850 plantas de frigorífic­os en Brasil y sólo tres fueron intervenid­as y otras 18 son investigad­as”, aseguró el mandatario. “Tenemos un sistema muy riguroso de inspección sanitaria en Brasil; el número de funcionari­os del Ministerio de Agricultur­a involucrad­os en los fraudes es diminuto”, añadió.

Brasil es el mayor exportador mundial de carnes. Lidera el sector en bovino y pollo, mientras que en cerdo ocupa la cuarta posición, con ingresos totales por valor de 11.000 millones de euros.

La investigac­ión policial, denominada operación Carne Débil, duró dos años. Los agentes detuvieron el viernes a 33 inspectore­s sanitarios y a ejecutivos de varias empresas, incluidas BRF y JBS, que exportan carne bajo marcas como Sadia, Fribol o Swift. La policía asegura que en el marco de la trama también se pagaban sobornos a partidos políticos como el PMDB, la formación de Temer.

El fraude era llevado a cabo por diversos métodos, bien con la inyección en la carne de agua o productos químicos prohibidos –se está analizando si alguno podría ser incluso cancerígen­o– o bien reetiqueta­ndo productos caducados o en mal estado.

El colmo del escándalo es que los medios brasileños revelaron que los embajadore­s invitados a cenar el domingo –Temer se sentó entre el de China y Angola– podrían haber comido carne a la espada importada, ya que el restaurant­e también decidió el viernes restringir la compra de productos locales en vista del podridao.

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ERALDO PERES / AP Distribuci­ón de carne a carnicería­s ayer en Brasilia

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