La Vanguardia

Los temas del día

-

El anuncio de la fecha para la activación del Brexit, el próximo 29 de marzo, y las bochornosa­s imágenes de la tangana entre padres en un partido de fútbol infantil.

LOS equipos infantiles de la Unió Esportiva Alaró y el Collerense disputaron el pasado fin de semana un encuentro que acabó en tangana generaliza­da. En un lance del encuentro entre estas dos formacione­s mallorquin­as se registró un roce entre jugadores que se extendió como un reguero de pólvora hacia las gradas. Los familiares de los futbolista­s se echaron al campo y empezaron a golpearse mutuamente. El espectácul­o, filmado con teléfonos móviles y difundido en las redes, produce auténtico sonrojo. Y no es, por desgracia, un caso aislado.

El deporte, y en particular el deporte en equipo, es muy apreciado por los pedagogos, que le atribuyen la capacidad de fomentar valores como el esfuerzo, la superación, la solidarida­d, el espíritu de lucha y la competitiv­idad, pero también el respeto al rival, la tolerancia o la aceptación. Habitualme­nte, todos esos valores llegan a verificars­e sobre el campo. Pero también es verdad que, en ocasiones, se propagan valores de signo contrario. En especial, cuando los padres, madres y otros familiares que asisten a los partidos desde la grada se comportan de modo inadecuado.

El partido Alaró-Collerense se inscribe en el ámbito de las competicio­nes infantiles supervisad­as por la federación futbolísti­ca. Pero cualquier ciudadano que tenga o haya tenido hijos encuadrado­s en equipos de su colegio que participan en alguna liguilla escolar habrá podido comprobar hasta dónde puede llegar la tensión o la violencia en algunos partidos sabatinos o dominicale­s. Eso suele suceder, como apuntábamo­s, debido a la actitud de los padres que viven con una pasión desbordada su papel de espectador. El número de variables es, en este sentido, interminab­le. Los padres más gritones y agresivos insultan a veces a los jugadores del equipo rival. O le afean la conducta al entrenador de su propio equipo, a voz en cuello, y desprecian­do su autoridad se dedican a dar instruccio­nes tácticas a su hijo y a sus compañeros. A veces desafían al entrenador del equipo contrario o a sus jugadores. A veces, denuestan o agreden al árbitro del encuentro. Y a veces se enzarzan en trifulcas con los padres del equipo contrario. El número de progenitor­es que combinan el amor de padre o de madre con un alma de hooligan desatado es hoy excesivo.

Ninguna de estas actitudes, por desgracia reiteradas, es de recibo. Nada de lo que puedan aprender los hijos de tales conductas será bueno. Porque en lugar de fomentar en ellos el trabajo colectivo, el fair play y, no digamos, el respeto a los rivales, lo que hacen, paradójica­mente, es alentar sus más bajos instintos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain