Guerra comparativa
El PSOE mantiene la unidad de acción con el Gobierno y ve imposible el acuerdo
La Moncloa toma como referente el estado de Baviera cuando la Generalitat le menta el referéndum escocés.
No se trata de querer o no negociar la celebración de un referéndum de autodeterminación en Catalunya, sino que esa consulta es imposible, porque es ilegal, atenta contra la Constitución española y aunque el Gobierno quisiera acordarla –que no quiere–, el Tribunal Constitucional la echaría inmediatamente abajo porque va en contra de la soberanía nacional, que corresponde al conjunto del pueblo español. Luego si es ilegal, no se puede negociar nada. Es la postura que mantuvo el Gobierno de Mariano Rajoy cuando se planteó el referéndum del 9-N, y por eso lo llevó al Constitucional y este anuló el referéndum, reconvertido después en una consulta, que todavía colea.
Ahora que el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el vicepresident, Oriol Junqueras, han vuelto a reiterar su propuesta de negociar el referéndum –en un artículo publicado ayer en El País–, la respuesta del Gobierno es la misma, la de lamentar que “los partidos independentistas de Catalunya insistan en demandar un referéndum de autodeterminación que no se puede negociar, porque es radicalmente contrario a la Constitución y la soberanía nacional”.
Al Ejecutivo de Rajoy, la apelación al caso de Escocia, región del Reino Unido que pactó un referéndum con el entonces primer ministro británico, David Cameron, no le conmueve, porque los sistemas jurídicos en los que se asientan son muy diferentes. Mientras en España, explican fuentes gubernamentales, la soberanía nacional corresponde al conjunto de los españoles, en el caso escocés no, porque, al no tener Constitución el Reino Unido, la soberanía nacional reside en el Parlamento británico, que es el que autorizó el referéndum.
Por eso, el Ejecutivo subraya ahora que “siempre ha estado dispuesto al diálogo dentro de los márgenes de la ley, pero ni el Gobierno ni el Parlamento pueden negociar sobre lo que no les pertenece”.
Además, Mariano Rajoy tiene ahora otro argumento que contraponer al de Escocia, y es el caso de Baviera. El Tribunal Constitucional alemán dictaminó en enero que este land “no tiene derecho a celebrar un referéndum de independencia, porque la secesión vulneraría la Ley Fundamental Alemana”, que hace residir el poder constituyente en el pueblo alemán, igual que en España.
La propuesta de Puigdemont y Junqueras la ven más en clave interna catalana, con los problemas que tiene la Generalitat, que como un intento de buscar una salida. Por eso, al Gobierno le sorprende que los independentistas pidan diálogo al Gobierno “cuando han hecho de la falta de diálogo y de la imposición la tónica general de su gestión en Catalunya, hurtando el debate a los partidos de la oposición e ignorando la pluralidad de la sociedad catalana”. En este sentido, el delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo, subrayó ayer que deben elegir entre ser “pirómanos y bomberos”, porque no se puede pedir a la vez una negociación para un referéndum y poner un ultimátum.
Una posición, la del Gobierno, que no es sólo del Ejecutivo. Desde el PSOE, tanto José Luis Rodríguez Zapatero como Alfredo Pérez Rubalcaba coincidieron en el mismo discurso: que un referéndum, pactado o no, sería ilegal. Para el expresidente, el planteamiento de los independentistas “tiene trampa, ya que dice ‘sentémonos al diálogo, pero nosotros no renunciamos al referéndum’, que saben que es un tema no disponible para el Gobierno de España”. Para la portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, lo que hacen Puigdemont y Junqueras es “reconocer su mentira y fracaso, y pedir a gritos un flotador”.
La Moncloa toma de ejemplo a Baviera, frente a Escocia, para avalar su no al referéndum catalán