Libia pide a la UE que pague su nueva guardia costera para frenar las pateras
La lista presentada por el Gobierno de Trípoli para crear una moderna guardia costera semeja una exagerada carta a los Reyes Magos, pero la Unión Europea podría acceder a gran parte de los deseos del vecino norteafricano si ello contribuye a frenar de verdad el creciente flujo de inmigración ilegal.
Las peticiones del Ejecutivo de Fayez Al Serraj –formalizadas ayer en Roma en una reunión con los ministros del Interior del grupo de contacto europeo– incluyen 20 naves –algunas de hasta 30 metros de eslora– para patrullar el mar y rescatar a inmigrantes, 24 botes neumáticos, 4 helicópteros, 30 vehículos todoterreno, 15 automóviles, 10 ambulancias, dos salas de control operativo, 30 teléfonos vía satélite, brújulas, visores diurnos y nocturnos, trajes de submarinista, botellas de oxígeno y aparatos de radar. Se calcula que el cuantioso material puede costar unos 800 millones de euros, de los cuales 200 millones han sido ya aprobados por la UE. A ello habría que añadir el coste de formación y adiestramiento del personal.
La materialización del acuerdo con Libia, firmado el pasado 2 de febrero en Roma y que recibió el visto bueno general de los socios europeos, no sólo depende de la buena voluntad y generosidad de la UE sino de la estabilidad del Gobierno de Al Serraj, siempre pendiente de un hilo y que ayer mismo tuvo dificultades para volar a la capital italiana por la caótica situación en Trípoli. Su cuartel general, en la base naval de Abu Sitta, estaba rodeado por milicias rivales.
Italia, que afronta elecciones el próximo año y teme también el fortalecimiento del populismo xenófobo, presiona a sus socios europeos para que se tomen en serio el freno a la inmigración por la ruta del Mediterráneo central. Este año las llegadas por mar desde Libia superan ya las 16.000 personas, un 36% más respecto al 2016. En cuanto empiece el buen tiempo, el ritmo podría aumentar mucho más.
En la conferencia de Roma intervino el premier italiano, Paolo Gentiloni. Asistieron, por parte europea, los titulares del Interior de Austria, Francia, Alemania, Malta y Eslovenia, así como sus homónimos de Argelia, Túnez y Libia. También acudió el comisario europeo para Inmigración, Dimitris Avramopoulos.
Según Gentiloni, la crisis migratoria no se solucionará con facilidad “y quien promete milagros está confundiendo a la opinión pública (en alusión a los populistas de la Liga Norte)”. El primer ministro insistió en que el problema exige una responsabilidad conjunta de la UE y no sólo de los países más afectados por su situación geográfica.