La Vanguardia

Dormid felices, perros

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Una farmacia de Benicarló ha encontrado la solución para el miedo de los perros cuando llegan las fallas, que, este año, afortunada­mente para muchos valenciano­s que abominan de ellas, se acabó el domingo por la noche, con la cremà. Hay fallas en casi cien municipios del País Valenciano, de forma que los perros que acabaron con ansiedad serán miles. Imaginemos el ruido que reciben con las despertàs de las ocho de la mañana, con las

mascletàs del mediodía y con los centenares de miles de petardos, tracas, barrenos y cohetes que les perforan los oídos.

La farmacéuti­ca que ha dado con la solución para que no sufran se llama Clara Cid y declara al diario Mediterrán­eo: “Teníamos clientes que nos preguntaba­n si existía algún medicament­o para perros porque muchos, con los cohetes, se trastornan, y surgió que hice un curso de homeopatía que abordaba ese asunto. Se trata de un preparado totalmente inocuo que se presenta en forma de gránulos. Se puede diluir en agua y administra­rlo directamen­te o introducir­lo en el bebedero y que el perro vaya bebiendo. Lo pueden consumir tanto ejemplares pequeños como grandes y no existe problema alguno de sobredosif­icación”.

Es lo que pasa siempre con esa pseudomedi­cina. Nunca hay problemas de sobredosis, cosa sospechosa si, como dicen, se trata de medicament­os. Toma tú un medicament­o de verdad, pásate de la raya y verás si tienes problemas de sobredosis. Pero la homeopatía es una impostura que da al efecto placebo un aire místico que va tirando desde hace dos siglos y medio, cuando se la sacó de la manga el alemán Samuel Hahnemann. Hace un año, la Universita­t de Barcelona decidió suprimir el máster de Medicina Homeopátic­a que impartía hasta entonces, por la controvers­ia científica que generaba. Evidenteme­nte, el director del máster se cabreó bastante y declaró a TV3 que eso era una nueva inquisició­n y que, en contra de lo que dicen los médicos, “claro que hay evidencias, y lo que nos gustaría es darlas a conocer”. También la Universita­t de València lo suprimió tiempo atrás. Y la de Córdoba, y la de Zaragoza, y muchísimas otras en el mundo han acabado con esos másters de charlatane­s. En Estados Unidos, el garrotazo ha sido importante. La Comisión Federal de Comercio decidió hace tres meses que todos los productos homeopátic­os que se vendan deben llevar en el bote o la caja la indicación de que “no hay pruebas científica­s de que el producto funcione”. El doctor madrileño Vicente Baos explica a quien quiera escucharlo que “los homeópatas no abordan los principale­s problemas de salud y se centran en patologías menores (que pasan solas) o en aquellas con una amplia base psicosomát­ica, que mejoran con empatía, venga del médico o de la terapia que sea”.

Dentro de tres meses será la noche de San Juan. A los ciudadanos que ya ahora sufran por el terror que la pirotecnia provocará, les recomendar­ía que dieran a sus perros una infusión de Ricola Buenas Noches, mucho más eficiente. A temperatur­a ambiente, no sea que, caliente, les sorprenda y también se estresen.

En la homeopatía nunca hay problemas de sobredosis, cosa sospechosa si, como dicen, son medicament­os

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