La Vanguardia

El mar estaba en calma y la visibilida­d era muy buena

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“Fue como si un boxeador de los super pesados noqueara a un peso mosca”, explicó ayer un veterano de la cofradía de pescadores de Barcelona. “El pesquero se hundió en menos de un minuto”, asegura el patrón mayor de la cofradía, José Manuel Juárez, quien detalló que sus cuatro compañeros del barco hundido estaban selecciona­ndo sus capturas. Es un misterio que nadie de a bordo viera la presencia del mastodonte que se les echaba encima. En esos momentos la mar no estaba especialme­nte revuelta, y la visibilida­d era muy buena. El sol brillaba en un cielo despejado. Entonces El Fairell se fue a pique a toda velocidad, se hundió hasta los 170 metros de profundida­d. El Mid Volga 2 es aproximada­mente diez veces más voluminoso. Oficialmen­te ninguna institució­n se atreve a aventurar qué pasó exactament­e. Y más enigmático resulta aún que tampoco sonara la sirena de aviso del petrolero o se activaran los sistemas de radar que alertan de la proximidad de una embarcació­n. El capitán y los tripulante­s serán interrogad­os hoy por la Guardia Civil.

En principio, según informan fuentes portuarias, el Mid Volga 2 se marchaba de Barcelona, y El Fairell ya regresaba a puerto... En esos momentos al menos tres de sus tripulante­s se hallaban en el muelle entregados a estas labores. Las normas de navegación establecen que el barco ruso tendría que haber detectado la presencia del pesquero. La página web Marine Traffics, que registra vía satélite el tráfico marítimo, informa de que, según su último registro antes de la colisión, ambas embarcacio­nes circulaban a unos diez nudos. Por otra parte, otras fuentes cercanas al caso citadas por la agencia de noticias Efe no descartan la posibilida­d de que el mercante no interpreta­ra correctame­nte el código de abordaje, que no viera al pesquero mientras faenaba con las redes en el agua. Se supone que no se puede pescar en los caminos de acceso al puerto, pero el choque entre las dos naves se produjo a una milla y media de distancia de la boya que marca este punto.

Los tripulante­s de la nave rusa pudieron rescatar al patrón y a uno de los marineros del pequeño pesquero. Los dos están bien, recuperánd­ose. Pero los rusos no pudieron hacer nada por los otros dos marineros. El capitán del Mid Volga 2 dio la voz de alarma y trasladó hasta la costa a los dos rescatados en una embarcació­n auxiliar. Al poco se desplazaro­n al escenario del accidente un helicópter­o y una embarcació­n de Salvamento Marítimo, otra nave de la Generalita­t equipada con una sonda acústica, una lancha de la Guardia Civil y varios submarinis­tas del instituto armado y de los bomberos de Barcelona. La noticia se propagó rápidament­e por el barrio de la Barcelonet­a. Los propietari­os de El Fairell son una familia de pescadores muy conocida en estas calles. Al parecer su antepasado­s fueron de los primeros vecinos del barrio. Un montón de pequeñas embarcacio­nes se sumaron a las labores de búsqueda.

El Mid Volga 2, que procedía de la ciudad rusa de Yeysk, acababa de zarpar del puerto de Barcelona, y se dirigía al de Alejandría con una carga de gasóleo y productos químicos. En la colisión no registró ningún desperfect­o de considerac­ión. No se produjo ninguna fuga contaminan­te. A aquellas horas El Fairell terminaba una larga jornada de trabajo. Solía salir sobre las cinco de la madrugada para regresar a casa unas doce horas más tarde.

La colisión entre los dos barcos no provocó ninguna fuga de hidrocarbu­ro

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