La Vanguardia

El pueblo de las aguas

El barco embestido por el mercante pertenece a una de las dinastías más antiguas de pescadores, ‘los Pau’, dos hermanos con seis hijos

- DOMINGO MARCHENA

La totalidad de la flota de arrastre se sumó a la búsqueda de los dos pescadores mientras hubo una brizna de luz

Para Antoni Huguet, hijo, nieto y tataraniet­o de pescadores, miembro de una de las más conocidas dinastías de la Barcelonet­a, los

Paus, tan antigua como los Ratats, iba a ser un día más. Desayunó con sus cuatro amigos de toda la vida en un bar del barrio. Él y su hermano Pasqual son armadores de tres pesqueros de arrastre, que heredaron de su padre. Antoni, que tiene cuatro hijos, se quedó dos barcos, El Fairell y El Ferrosa. Y Pasqual, que tiene dos hijos, se quedó el Sant Pau. A las 17 horas ya estarían los tres de regreso en el puerto, a tiempo para la subasta en la lonja.

Pero ayer no fue un día normal, como descubrió María Cervilla Blanco cuando poco después de las 16 horas descolgó el teléfono y al otro lado le dijeron que se había hundido el barco de su yerno, Ricard, a quien quiere como a un hijo porque se casó con su hija cuando eran unos críos. María es la hermana de José, el Labio, como todos lo conocen en los muelles. En realidad ese es el nombre de su barco, que se llama así porque antes tuvo otro dueño que tenía el labio leporino. Los Pau, el

Labio... El puerto es un pueblo. Todos tienen sobrenombr­e: Travolta, Viruta, Lagarto... Cuando se supo el hundimient­o de El Fairell, una decena de pesqueros, la totalidad de la flota de arrastre, se olvidaron de las redes y se fueron a buscar a los dos pescadores que desapareci­eron en la colisión.

O habría que decir en el abordaje porque el mercante partió por la mitad El Fairell. A bordo iban cuatro personas: el patrón, Xavi Huguet, de 45 años, hijo del armador; el segundo, Ricard, de 50, el yerno de María; y dos marineros, los dos que permanecen desapareci­dos: el marroquí Mfeddal Sarghini, de 34, y el senegalés Cheikhou Mane, de 37, ambos casados y con hijos. Xavi y Ricard se encuentran bien, contusiona­dos y aún asustados, pero tuvieron ánimos para llamar enseguida a sus familias y decirles que no se preocupara­n, que pronto les darían el alta en la mutua a la que los trasladaro­n. Cada minuto que pasa, sin embargo, las posibilida­des de encontrar con vida al resto de la tripulació­n se desvanecen un poco más. El barco se hundió en una sima de unos 170 metros de profundida­d, en un lugar donde no pueden acceder ni los Geas de la Guardia Civil, los expertos del grupo especial de actividade­s subacuátic­as. Anoche, sin perder la esperanza, un primo de Cheikhou, también pescador, pero de Arenys, esperaba un milagro junto a la Torre del Rellotge. Es posible que el senegalés y el marroquí no llevaran el chaleco salvavidas, preceptivo, aunque pocos aguantan tantas horas de trabajo con esta incomodida­d necesaria. Sin chaleco y con los monos y las botas de goma, que se llenan de agua y las profundida­des arrastran como un imán... Los pescadores aseguran que sus cuatro compañeros iban en el puente para distribuir la capturas en las cajas.

Es posible que Mfeddal, que también era el mecánico, fuera a buscar el caballo, la manguera que absorbe agua de mar y limpia las cajas de pescado. Quizá navegaban con el piloto automático, confiados porque faltaba menos de una hora para llegar a puerto. Entonces ocurrió todo. ¿Por qué no vieron acercarse al gigante? Muchos patrones, incluso veteranos, reconocen que a veces la aparente lejanía de los buques les engaña. “Parece que están muy lejos, pero te das la vuelta y lo tienes encima”. Le pasó hace algunos años al Galán, al que un mercante también embistió y destrozó la proa, aunque sin hundirlo.

Más misterioso resulta aún que nadie de la sala de mando del buque ruso, donde siempre tiene que haber alguien, viera al pesquero. Cuando se produjo la colisión, los propios tripulante­s del navío rescataron a Xavi y Ricard, que poco después fueron trasladado­s a una embarcació­n de Salvamento Marítimo con la que desembarca­ron camino de una revisión médica. A las 20 horas, uno a uno, comenzaron a llegar todos los arrastrero­s, sin noticias de los dos marineros. El Sant Pau,

el Ferrosa, donde navega Toni Huguet, hermano gemelo de uno de los supervivie­ntes, el Francesc i Lluís, L’Òstia, el Mar Vella...

El primer pesquero que llegó a

la zona del accidente fue el Maireta IV, que pilota David Albiol y que desgraciad­amente sabe lo dura que es esta vida. Hace menos de tres meses, su hermano Simó murió en este barco, cuando una explosión accidental lanzó una esquirla que le seccionó la yugular. David, como todos sus compañeros, peinó el mar mientras hubo luz. “Pero cuando llegamos ya no vimos nada: el barco se hundió en cuestión de segundos”, explicó nada más pisar tierra, con los mismos ojos húmedos que ayer tenían todos los pescadores, el pueblo de las aguas.

 ?? ÀLEX GARCIA ?? El mercante ruso permanece atracado en un muelle de la zona de actividade­s logísticas; la Guardia Civil interrogar­á hoy a la tripulació­n
ÀLEX GARCIA El mercante ruso permanece atracado en un muelle de la zona de actividade­s logísticas; la Guardia Civil interrogar­á hoy a la tripulació­n
 ?? VICENS FORNER/ARCHIVO ?? El Fairell, en el muelle de Pescadors en una foto de archivo
VICENS FORNER/ARCHIVO El Fairell, en el muelle de Pescadors en una foto de archivo

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain