El imperio Trump pierde gas
El presidente cae al lugar 544 de los ricos mundiales, con 1.000 millones menos
A Trump no le salen las cuentas.
Su victoria electoral del pasado noviembre ha provocado un boom bursátil. De este fenómeno se beneficia Jeff Bezos, al que la lista Forbes de milmillonarios actualizada ayer, le aúpa al tercer puesto del ranking mundial.
Fue la persona que tuvo mejor temporada en el planeta, desde el punto de vista de ingresos, al incrementar en 25.100 millones de euros su patrimonio, un 61% más. Bezos, que no había pasado del quinto escalón, se gana muy bien la vida con Amazon, el supermercado virtual, y se divierte con el The Washington Post, uno de los diarios que más sacan los colores a Donald Fake News (noticias falsas) Trump. En la redacción instauraron la figura del Pinocho para distinguir a los mentirosos y el presidente estadounidense acumula más despropósitos que nadie.
Por delante, además del líder indiscutible de los afortunados, Bill Gates (sube 10.200 millones), que ha sido el más rico del mundo en 18 de los últimos 23 años, también se halla Warren Buffett, que recupera el segundo lugar a costa de Amancio Ortega, que cae al cuarto puesto.
El incombustible Buffett, obamista y clintoniano de los de traca y pañuelo, logró un subidón de 13.775 millones, sólo superado por Bezos. Pero el oráculo de Omaha consiguió el mayor incremento si se cuenta sólo el periodo desde la victoria de Trump, que hizo campaña en favor de la clase media –y blanca– y ha propiciado que el 1% de los elegidos sea ahora del 1% y pico.
Según Forbes, el 2016 ha sido de récord para los más acaudalados. La lista de los billonarios (al menos 1.000 millones de dólares) cuenta con 2.043 integrantes, un 13% más que los 1.810 de la estadística anterior. Es la primera vez que, en tres decenios de contabilización, hay más de 2.000 opulentos en la clasificación. La fortuna total de estos se incrementó un 18% hasta la cifra jamás alcanzada de 7,13 billones de euros. El producto interior bruto (PIB) llegó en España en el 2016 a poco menos de 1.114 millones de euros. Por cada tres adinerados que engordaron su cuenta en estos doce meses, solo uno vio cómo se reducía.
Pues bien, el magnate reconvertido en político, que ayer recibió a Gates, es uno de los perdedores. Pasó, empresarialmente, por un 2016 malo. Que se hiciera con la nominación republicana y, al final, con el trono de la Casa Blanca, no significó una ganancia patrimonial para él.
Si el trumpetazo de Wall Street y la subida del precio del petroleo son las razones para este enriquecimiento, aseguró Kerry Dolan, coeditora del ranking, al hoy presidente de Estados Unidos –aporta más milmillonarios (595) pese al fervor chino (319)– le ha perjudicado el menor valor inmobiliario de sus oficinas
Amancio Ortega es el primer español, pero cae al cuarto puesto pese a incrementar su patrimonio y fortuna
en Manhattan, donde tiene unos diez edificios.
Sus posesiones han adelgazado 931 millones de euros. Se quedan en 3.257 millones, un tercio de lo que proclama. Trump, que sólo sabe de la palabra ganador y que demandó a un periodista por subestimar su cartera –el juez no le dio la razón–, siempre ha desafiado a Forbes por rebajar su prosperidad. “No ha llamado para discutir la estimación, confío que dirigir el país es más importante que Forbes”, añadió Dolan. Ha ido del puesto 324 al 544.
Un caso diferente es el de Ortega –el primer español de 25 en la lista, cuatro más que en la anterior edición–, que experimenta la dulce derrota. Cae al cuarto lugar, pero sus ingresos se incrementaron 4.000 millones.
Charlene Wittstock. Parecía entonces que el enlace de Carlota y Alex sería la próxima celebración en el Principado y, además, todos contentos, porque ambos formaban parte del mismo círculo social, de jóvenes herederos con ciertas inquietudes culturales, bohemios y chic al mismo tiempo. Pero Alex, a quien habían precedido en el corazón de Carlota el aristócrata austriaco Hubertus Frankensdorf y el abogado belga Felix Winckler, tampoco logró entrar en plantilla y fue desplazado por un actor francés, nacido en Marruecos y judío, Gad Elmaleh, el cómico de moda en Francia, flaco y no muy agraciado siguiendo los clásicos cánones de belleza pero extremadamente atractivo como daban fe sus múltiples conquistas.
Gad conquistó a Carlota y a toda la familia Grimaldi, contagiados por sus artes de seducción. En abril de 2013 fue invitado al baile de la Rosa y debió ser por esas fechas cuando Carlota se quedó embarazada de Raphaël, que nacería en diciembre de ese mismo año. La princesita se instaló en París con el actor y el hijo de ambos y también siguió al actor cuando este se desplazó a Los Ángeles para trabajar pero acabó cansándose de tantas idas y venidas. A finales de 2015 se supo que Carlota ya no era la novia del actor, a quien volvía a verse solo o en compañía de otras. Carlota no perdió el tiempo y fue su amiga Ginevra Elkann quien le presentó a otro joven más afín a sus intereses de rica con inquietudes, el cineasta y aristócrata italiano Lamberto Sanfelice. Carlota, medio francesa, medio italiana, parecía haber encontrado en Lamberto, de 40 años, su media naranja a juzgar por la rapidez con la que se trasladó a vivir con él a Roma. Pero tampoco pudo ser y tras ser fotografiada con un joven español de identidad desconocida, ahora parece haber iniciado una relación algo más seria con Dimitri Rassam, de 35 años hijo de la actriz Carole Bouquet y del productor libanés Jean Pierre Rassam, que se suicidó en 1985 cuando Dimitri tenía 3 años, los mismos que tenía Carlota cuando murió su padre. Dimitri es, como lo fue su padre, un productor de éxito y aún está oficialmente casado con la modelo rusa Masha Novoselova con la que tiene hija de cuatro años llamada Daria. De momento, Carlota mantiene a Dimitri en el ámbito privado y sigue paseando sola por Mónaco.
A sus 30 años es madre de un niño nacido de su relación con el actor francomarroquí Gad Elmaleh