Valid Foto presenta una gran exposición de fotografía japonesa
Mayoral reivindica la importancia de las mujeres en el movimiento surrealista
Tohoku es la región que se encuentra al norte de la isla más grande del archipiélago japonés. Incluye seis prefecturas, entre ellas la de Fukushima. Fue después de la catástrofe sísmica y nuclear sucedida el 11 de marzo del año 2011 cuando nació el proyecto de la exposición colectiva de fotografía japonesa que ahora podemos admirar en la recién ampliada galería Valid Foto. Pero no es Tohoku visto por los fotógrafos japoneses una muestra centrada en los peligros tóxicos o en los daños ocasionados por aquella combinación de causas industriales y naturales. Por el contrario, en este caso aquel desastre activó una reacción cultural, orientada a la debida valoración de lo existente, y especialmente de esa parte del mundo: los lugares y la gente de Tohoku, sus actos y costumbres. Y ese es el tema de la exposición, comisariada por Kotaro Iizawa. Las visiones de las realidades naturales y culturales de una región de la que poco supimos en Occidente antes del desastre de Fukusima, representadas por nueve fotógrafos y un colectivo (Sendai).
Ya me he atrevido alguna vez a afirmar por escrito que la verdadera historia de la fotografía está todavía por hacer. Hasta ahora esta historia la han escrito sobre todo expertos estadounidenses, franceses y alemanes, y es cierto que estos tres países destacan no sólo por el volumen de su mercado, sino también por la calidad de su creación fotográfica. Pero quienes conozcan la obra realizada en otros lugares que no poseen tantos altavoces mediáticos saben que algunas de las mejores contribuciones al arte fotográfico las han realizado autores originarios de países como Hungría, Catalunya y Japón. La exposición de fotografía japonesa que presenta Valid Foto no pretende abarcar todos los periodos ni tampoco las contribuciones de otras regiones, pero permite descubrir obras poco conocidas y admirables.
De Teisuke Chiba (1917-1965) se exponen obras realizadas entre 1940 y 1961 y esta selección basta para que se le pueda considerar un fotógrafo importante a escala internacional. Su modo de componer prefigura algunas imágenes de los tres grandes del cine japonés: Kenji Mizoguchi, Yasujiro Ozu y Akira Kurosawa. En sus fotografías los protagonistas son, por ejemplo, unos niños que corren, juegan y ríen en un camino, a la hora del ocaso, o bien cuatro mujeres que cargan carbón en cajas de madera que parecen ataúdes, o también cuatro niños en el interior iluminado de un iglú. Tal vez su imagen más memorable es la de unos niños sentados en una estructura de madera sobre un campo de arroz, alegres mientras espantan a los pájaros en un día luminoso, hacia el año 1943.
Las fotografías de Ichiro Kojima (1924-1964) fueron hechas entre 1957 y 1962, y se centran también en la vida rural, pero trascienden el mero documento mediante composiciones de carácter poético. Aunque predomina la figuración, hay algo que se escapa del realismo objetivo: unos caminantes en la noche, un toro dentro del mar. Una imagen de muy distintas huellas en la nieve se acerca a la abstracción. Otra imagen, de 1962, es una perspectiva de una carretera nevada, en fuga hacia unas figuras muy lejanas. Todo es negrura nocturna en esta composición geométrica, salvo el triángulo blanco que forma la carretera.
Los otros autores están activos. Hideo Haga (1921) se centra en ritos antiguos: los gestos de la danza de la longevidad, unos fuegos nocturnos, la rara indumentaria de los mensajeros de un dios que protege de los incendios... Destacan también los retratos de máscaras de Masatoshi Natio, la serie La ciudad
de la suerte de Hiroshi Oshima, los coloristas bosques húmedos de Meiki Lin, con verdes fosforescentes, las imágenes de ciervos rituales y ciervos reales de Masaru Tatsuki y los documentos urbanos de la colección Sendai: tipos arquitectónicos, fachadas, esquinas, escaleras. La muestra se complementa con una selección de lámparas del escultor Isamu Noguchi y de mobiliario de autor.
Lo que por diversos motivos no han sabido o no han querido hacer
los museos y centros de arte de Barcelona lo están haciendo algunas entidades privadas, como Foto Colectania y Valid Foto. De nuevo esta galería nos ofrece una exposición extraordinaria, digna de un centro de arte con mayor presupuesto económico.
Valid Foto BCN. Buenaventura Muñoz, 6. Hasta el 31 de marzo.
Otro ejemplo de exposición propia de un museo y organizada por una galería privada es la muestra que presenta Mayoral con un título que ha resultado muy atractivo para el público y para los medios de comunicación: Dones surrealistes i la seva
connexió amb Catalunya. Quedan aún tres semanas para visitarla. La comisaria, Victoria Combalía, ha seleccionado obras de Valentine Hugo, Maruja Mallo, Lee Miller, Frida Kahlo, Dora Maar, Remedios Varo, Ángeles Santos y Leonora Carrington. La muestra incluye dos retratos fotográficos en color de Frida, realizados por Nickolas Muray. Mayoral. Consell de Cent, 286. Hasta el 1 de abril.
Lo que no han sabido o no han querido hacer los museos y centros de arte lo están haciendo entidades privadas