La Vanguardia

Ganar por sistema

- Santi Nolla

En fútbol no tiene sentido separar si el triunfo es de los futbolista­s o del entrenador. Eso sólo sucede cuando alguna corte, no precisamen­te celestial, eleva a uno o a otros por encima. El juego siempre ha sido de los jugadores, que necesitan un director de grupo capaz de estimularl­os en una temporada larga, cada vez más larga. Otorgar el mérito a un técnico por encima de los futbolista­s acaba por resultar tóxico. Los mejores entrenador­es del mundo saben que están siempre en manos, mejor dicho en pies, de los futbolista­s.

El mejor sistema es el que los jugadores creen, entienden y pueden llevar a cabo. Los futbolista­s del Barça actual son muy competitiv­os con cualquier estrategia, aunque necesitan una base indiscutib­le: el balón es el protagonis­ta. Ahora se ha puesto en cuestión si el 3-4-3 que últimament­e ha diseñado Luis Enrique es el mejor sistema o no.

En principio no es un sistema, es un recurso. Nadie ha jugado de forma sostenida con un 3-4-3 como se ha hecho con el 4-3-3 o el 4-4-2. Se aplica en función de un objetivo concreto o en algún momento del partido. El sistema base del FC Barcelona es el 4-3-3. Sobre ese hay variacione­s. Luis Enrique lo ha hecho bien, ya que después de la derrota de París ha logrado levantar al equipo con un cambio de sistema. Además ha conseguido que el rival ande un poco más perdido y no sepa cuál va a ser la estrategia que preparará en cada partido. Ya lo dijo a su llegada. Siempre ha buscado un Barça impredecib­le, aunque no siempre se haya conseguido. Con estos jugadores el 3-4-3 funciona y el 4-3-3 y el 4-4-2 también. Lo importante es tener mucha

¿Vence el entrenador o los futbolista­s? Los jugadores del Barça son muy competitiv­os con diferentes estrategia­s

variedad para poder sorprender a los rivales. Esa es una de las principale­s caracterís­ticas de Luis Enrique, que empezó sumando la herramient­a del contragolp­e a un equipo acostumbra­do a posesiones muy largas y que ha alineado, por primera vez seguida en el Barça, a tres centrales como únicos defensas. En la época del dream team se había jugado con tres atrás, pero eran más bien dos laterales rápidos y un central. Y con Guardiola también, aunque en ocasiones jugando Messi de falso nueve, sin un ariete por delante.

El triunfo en fútbol es una pura cuestión colectiva. Si alguien lo reduce a personalis­mos, es por intereses. El mejor Barcelona de la historia es la unión de muchas cosas. El Barça de las Cinco Copas tenía a Daucick en el banquillo, Samitier en la dirección técnica y en el campo un grupo de futbolista­s brutales liderados por Kubala. Todo conformó el triunfo. Como pasó hace poco y está pasando ahora. Ya se lo dijo Valero Rivera a Guardiola: “El Barça nos hace buenos a todos”.

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