La Vanguardia

Bruno Le Roux

MINISTRO DEL INTERIOR FRANCÉS

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

El socialista Bruno Le Roux, ministro del Interior francés, presentó ayer su dimisión, el mismo día en que se supo que había contratado a sus dos hijas menores, cuando era diputado, para empleos ficticios.

Una dimisión ejemplar la presentada ayer por el ministro francés del Interior, Bruno Le Roux. En cuestión de horas, apareció un informe acerca de que Le Roux contrató a sus dos hijas como colaborado­ras cuando era diputado. En total son 24 contratos firmados con ellas entre el 2009 y el 2016, comenzando en una época en que las niñas tenían 15 y 16 años, respectiva­mente.

Dos de los contratos coinciden, además, con un periodo en el que una interesada estaba en Bruselas de becaria, y otro con una temporada de estudios que parece incompatib­le con el trabajo. En total la familia ingresó 55.000 euros. A la divulgació­n de este informe, siguió una entrevista de Le Roux, por la mañana, con el primer ministro, Bernard Cazeneuve, quien afirmó la necesidad de “ser impecable ante las institucio­nes cuando se es una autoridad del Estado”. Inmediatam­ente, la fiscalía financiera abría una investigac­ión y poco después de las seis de la tarde, Le Roux anunciaba su dimisión.

La situación de un ministro en sospecha por empleos familiares que dirige una policía que investiga otras sospechas de empleos familiares del candidato del partido rival era insostenib­le para Le Roux.

“Afirmo mi honestidad, esos contratos se refieren a trabajos reales, pero no quiero que este debate perjudique al Gobierno”, dijo el ministro, que solo ha estado tres meses y medio en el cargo, al anunciar su dimisión. Su sucesor, ya nombrado, es el ex secretario de Estado de Comercio Exterior, Matthias Fekl.

Significat­ivamente, el asunto Le Roux no levantó un clamor en pro de la dimisión en el campo de la derecha, pues los políticos saben que tal exigencia podía volverse contra el candidato conservado­r, François Fillon, imputado en un caso más grave de sospechas de trabajos ficticios de su mujer e hijos por un importe que ronda el millón de euros a lo largo de una década. Precisamen­te ayer la fiscalía amplió el ámbito de su investigac­ión a los presuntos delitos de “estafa agravada” y “falsificac­ión documental”.

Fillon está intentando que el debate de su programa político cubra sus problemas judiciales. En el primer gran debate televisado entre candidatos de anteanoche, Fillon volvió a confirmar su posición gaullista independie­nte en materia de política exterior. El candidato conservado­r se salió por completo de la ortodoxia occidental en materia bélica y de relaciones diplomátic­as.

“Creemos que porque somos occidental­es podemos hacer cualquier cosa, invadir Irak y poner orden en toda una parte del mundo”, dijo. “Hay que utilizar el ejército menos de lo que lo ha hecho Hollande”. El candidato confirmó su deseos de unas buenas relaciones con Rusia y cuando le mentaron a Putin, respondió con su tesis de que la relación histórica de Francia con Rusia supera a los gobernante­s, y “no impidió a De Gaulle tratar con el mismo Stalin”, dijo. Sobre Siria, Fillon pregonó una acción conjunta de Francia con Rusia y Assad contra el Estado Islámico, algo que sonó a completa herejía y que es compartido desde diferentes presupuest­os por otros candidatos como Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon. Es, por tanto, muy posible que el proyecto de la “Europa de la defensa” que se propicia en Berlín, con Rusia en el papel de enemigo, encontrara un escollo en Francia en caso de una victoria de Fillon. En ese contexto el semanario Le Canard Enchaîné, que en enero

destapó el Penelopega­te, publica hoy nuevos informes compromete­dores contra Fillon: su consultorí­a cobró 50.000 dólares por organizar un encuentro entre el presidente de la petrolera Total, Patrick Pouyanné, con el presidente Putin. Fillon presentó a Pouyanné a Putin en el Foro Económico Internacio­nal de San Petersburg­o de junio del 2015. Total mantiene estrechas relaciones en Rusia desde hace años. Pouyanné, su actual presidente fue director de gabinete de Fillon cuando éste era ministro de telecomuni­caciones.

El caso Fillon sugiere que la tendencia a la criminaliz­ación de los contactos y relaciones de políticos con Rusia, que está en el centro del pulso de poder que se libra en Washington alrededor del presidente Donald Trump, también está presente en Francia.

La Fiscalía amplía la investigac­ión sobre Fillon a los delitos de estafa agravada y falsificac­ión

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JACQUES DEMARTHON / AFP Bruno Le Roux, subiendo al estrado en la Asamblea Nacional en una imagen del 2015

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