El Congreso decide desbaratar la ‘ley mordaza’ y deja al PP aislado
PSOE y PNV promueven modificar los artículos más duros de la norma
Los movimientos tácticos del PSOE, que ante su cercano proceso de primarias y congreso quiere sacudirse el abrazo de estabilidad del PP, están provocando muchos dolores de cabeza al Gobierno. Ayer, socialistas y grupo vasco presentaban sendas propuestas de reforma de la ley de Protección de la Seguridad Ciudadana del PP (llamada ley
mordaza), que salieron adelante sin que ningún grupo cerrara filas con el grupo popular. Ni siquiera sus socios de Ciudadanos votaron contra la iniciativa de los socialistas. Los de Albert Rivera se abstuvieron ante la propuesta de derogación de lo socialistas, y votaron a favor de la iniciativa de reforma, más comedida, del PNV.
Ciudadanos, que siempre se había opuesto a los aspectos más controvertidos de la ley mordaza –los que atañen a los derechos de reunión, manifestación, huelga y derecho a la información–, renunciaba así, por segunda semana consecutiva, a hacerse solidario con la derrota parlamentaria del PP.
El portavoz del PSOE, Antonio Hernando, ante el previsible revés de los populares, manifestaba horas antes del pleno su confianza en que esta nueva derrota “no le sirva al PP para cogerse otra pataleta y volver a amenazar con un adelanto electoral”. Y hacía un mal augurio para los populares: “Esto va a ser normal a partir de ahora; si no rectifican y dialogan van a perder muchas veces”. Pero más apoyo logró la propuesta del grupo vasco: toda la cámara salvo el PP. La derrota de los populares fue rotunda y visualiza al PNV cómodamente instalado en el centro del tablero y con la capacidad para modular el alcance de la rectificación de la ley mordaza, una de las normas estrella de los conservadores en la pasada legislatura, mientras negocia con el Gobierno su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado para el 2017. El diputado vasco Mikel Legarda, encargado de defender la propuesta de reforma –que rectifica casi medio centenar de artículos de la ley de Seguridad Ciudadana– fue muy expresivo en cuanto a la invocación de la seguridad de la ciudadanía como patente de corso para la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: “La seguridad ciudadana es un instrumento de garantía de los derechos y libertades de los ciudadanos, es una condición y no un condicionante de las libertades”. El PP defendió su ley de 2015, aprobada con su mayoría absoluta durante el desempeño de Jorge Fernández Díaz en la cartera de Interior, aduciendo que su carácter era más garantista que el de la precedente, de 1992, conocida como ley Corcuera –o también, “de la patada en la puerta”–, pero el reproche del diputado popular José Alberto Martín-Toledano a los socialistas, acusándolos de actuar por “pose política”, no surtió efecto.
Para los socialistas, en cambio, fue la cara de un pleno que también tuvo su cruz: su negativa a apoyar la iniciativa parlamentaria de Unidos Podemos, En Comú, En Marea para regular la eutanasia, causó caras de circunstancias de algunos diputados socialistas, visiblemente a disgusto con el sentido del voto en una propuesta que el PP logró rechazar de nuevo solo con sus propios escaños, aunque con el concurso imprescindible de la abstención de PSOE y Ciudadanos. Los de Rivera adujeron el pacto con el PP para una ley de muerte digna, es decir, de cuidados paliativos, y los socialistas, que en la negociación previa barajaron votar a favor, acabaron rematando la iniciativa de Podemos.
Los socialistas vaticinan nuevas derrotas para el Gobierno “si no rectifica y dialoga”