“Aceptan tratarse si confían en ti”
Muchos de los enfermos de tuberculosis que proceden de otros países (el 50% de los casos) no vinieron enfermos. Habían estado en contacto con el bacilo en su país, donde abunda la enfermedad, y el miedo, no dormir tranquilo, no comer bien, todas las circunstancias que incluye a menudo emigrar les debilitó de tal forma que la enfermedad brotó. La atención a estos pacientes tan diversos requiere habilidades emocionales, mucho conocimiento sobre el otro y ser capaces de acercarse a su casa y sus circunstancias cuando a él o ella les vaya bien, aunque sea fin de semana o de noche. Esas son algunas de las claves de la eficacia de los agentes de salud que trabajan para controlar la tuberculosis en Barcelona. Son seis y atienden amplias zonas del mundo y sus diferentes lenguas en la ciudad: se ocupan de Latinoamérica, de África subsahariana, de países de lengua árabe, de Europa del Este –sobre todo rumanos y búlgaros, muchos de ellos con el ruso como idioma escolar–, de países orientales, principalmente chinos, y de Pakistán y Bangladesh. “Tienes que empezar por entender que muchos tienen miedo, por ejemplo, a que les echen del piso si saben que ha enfermado, así que has de diseñar estrategias para que nadie se dé cuenta de que vas a ese piso por él. O no tienen ningún papel y necesitan con urgencia un techo. Nosotros somos el puente”, explica el coordinador del equipo Jesús E. Ospina. Para conseguir que los enfermos acepten hacerse pruebas, seguir el tratamiento y avisar a sus contactos, “lo primero es entenderles y asegurarte que te han entendido. Y hay una gran diversidad cultural. Aceptan tratarse si confían en ti. Y si abandonan las pastillas, es esta autoridad moral que nos da el entenderles lo que les llevará de nuevo al tratamiento”. asegura Ospina.