La OMS pide esfuerzos para reducir la desigualdad
La enfermedad se reduce, pero persiste en los desfavorecidos
La incidencia en España es de las más altas de Europa; los científicos piden un plan con recursos ya
Apenas ocupan ni un minuto en los telediarios y pocas líneas en los periódicos, pero es una de las enfermedades que más mortalidad causan en el mundo. Sólo en el 2015, 1,8 millones de personas murieron (300.000 más que el VIH), mientras que 10,4 millones se infectaron. ¿Por qué ese silencio? Porque es una enfermedad que afecta especialmente a los colectivos más desfavorecidos, a los más vulnerables, a los más empobrecidos. Porque el resto puede acceder a un tratamiento adecuado que cura, una combinación de cuatro fármacos que se administra durante seis semanas (un diagnóstico precoz y un correcto tratamiento salvaron entre el 2000 y el 2015 a 49 millones de personas). La incidencia de la tuberculosis, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ha reducido en el mundo en torno a un 4% pero no se conseguirá su erradicación en el 2035 tal y como se había propuesto la OMS, si no se incide directamente en los grupos más afectados, los más desfavorecidos.
Eso, y por supuesto, una mayor inversión en investigación. “El problema que tenemos en la actualidad es que hay pocos medicamentos y las terapias son muy costosas y largas”, señala el coordinador del Programa de Enfermedades Transmisibles, Tuberculosis Conjunta, VIH y Hepatitis de la región europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Masoud Dara, durante la celebración de la 6ª Jornada de Actualización de la Tuberculosis, organizada por la Red contra la Tuberculosis y por la Solidaridad (Red TBS).
En este mismo foro el responsable del Plan de Salud de Cruz Roja Española, Juan Jesús Hernández, advirtió que, aunque la medicación puede ser “extraordinariamente eficaz”, para erradicar la enfermedad se precisa también mejorar las condiciones higiénicas de la población en riesgo de padecerla, conseguir que el paciente tome la medicación o sus condiciones en el trabajo o la alimentación. “El bacilo mata, pero la injusticia social también; y la tuberculosis es la enfermedad social por excelencia”, indica el responsable de Cruz Roja. “Hasta que no consigamos mejorar todas las patas que rodean la enfermedad no la podremos controlar”, indicó Hernández.
La situación en España, pese a que ha mejorado (reducción del 4,3% de los casos notificados), sigue siendo alta respecto a los países del entorno, sólo por detrás de Portugal y Grecia. El 30% de los pacientes son inmigrantes de entre 25 y 35 años que viven en España, porcentaje que asciende hasta el 45 o 50 por ciento en el caso de las grandes ciudades como Madrid o Barcelona.
Según los datos facilitados por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), en el 2015 se diagnosticaron 4.604 nuevos casos de tuberculosis. La tasa de incidencia de esta enfermedad en España es de casi 7,6 enfermos por cada 100.000 habitantes de media.
Hace años que la comunidad científica reclama un plan estatal para afrontar la enfermedad en España. Es la única solución, señala. “Sin el tratamiento adecuado, la tuberculosis presenta una tasa de mortalidad relevante, motivo por el que resulta clave el diagnóstico precoz, junto con el tratamiento adecuado para ayudar a cortar su transmisión”, ha explicado el coordinador del área de Tuberculosis de Separ, Francisco Javier García. De ahí la reivindicación de que se ponga en marcha lo antes posible la Estrategia Nacional de Prevención y Control de la Tuberculosis.
El Ministerio de Sanidad se ha comprometido a que antes de que finalice el año estará en marcha el Plan para la Prevención y Control de esta enfermedad. El presidente del Comité Científico de la Red TBS, Julio Ancochea, pide al departamento que dirige Dolors Montserrat que dote con suficientes recursos este plan para conseguir, de verdad, reducir al máximo la incidencia de esta enfermedad.