La Vanguardia

De la mafia al museo

Amsterdam exhibe dos Van Gogh robados en el 2002 y rescatados en Nápoles

- CARMEN MONTÓN Amsterdam. Servicio especial

Los dos cuadros de Van Gogh robados el 7 de diciembre del 2002, Feligreses saliendo de la iglesia protestant­e de Nuenen (1884 y 1885) y Vista del mar en Schevening­en

(1882) han regresado al Museo Van Gogh de Amsterdam después de 14 años de ausencia con una euforia destacable. Para dar suspense al momento, el Museo cubrió antes de la rueda de prensa la pared donde colgaban los lienzos rescatados en Italia con una pantalla naranja en la que figuraba en tres lenguas “Bentornati a casa”.

Al final, con música de obertura, cayó el telón y apareciero­n las obras, sin marco, tal como habían sido halladas.

La Ministra de Enseñanza, Cultura y Ciencia, Jet Bussemaker, y el director del museo Van Gogh, Axel Rüger, consideran el momento como un hito en la historia del patrimonio artístico nacional holandés. Las nuevas generacion­es holandesas y admiradore­s del pintor de todo el mundo podrán seguir contemplan­do estas obras

de la primera época de Vincent, antes de que el artista marchara a Francia.

Más discretos, a pesar de ser los protagonis­tas del hallazgo, estaban en segunda fila, Gianluigi D’Alfonso, comandante de la Guardia de Finanza de Nápoles y con él, Montanino Tommaso y Cloce Rosario, miembros de la brigada especial contra el narcotráfi­co de Nápoles quienes encontraro­n los cuadros. Tommaso y Rosario cuentan a

La Vanguardia cómo fue el hallazgo: “Hacíamos una incursión en la vivienda de los padres de Raffaele Imperiale, empresario inmobiliar­io próximo al clan Amato-Paganà de la Camorra. Todo parecía en orden, pero en la cocina, debajo del fregadero, un muro sonaba hueco. Allí se hallaban las obras, muy bien ocultas, emparedada­s. Un hallazgo emocionant­e”. Sobre su arriesgado trabajo comentan que “trabajamos sin protección, la protección somos nosotros que ya llevamos veinte años trabajando juntos. Operamos mucho en el extranjero, tenemos muy buenos contactos con la Guardia Civil española,

y con la policía holandesa. Nuestro objetivo es desmantela­r el narcotráfi­co. En Madrid y en Amsterdam hay muchos traficante­s italianos que se mueven a alto nivel”. Y del botín comentan, “el arte es una inversión inestimabl­e para los criminales, con las obras pueden hacer todo tipo de chantajes”. Las detencione­s de 11 miembros del círculo de Imperiale en enero pasado, incluido un hombre

que se convirtió en testigo protegido, llevaron a los investigad­ores a rastrear el escondite de las pinturas. El 27 de septiembre del 2016 la Guardia de Finanza de Nápoles llamó al director del Van Gogh para identifica­r los cuadros hallados. Tras la confirmaci­ón del Museo de Van Gogh de Amsterdam, la policía italiana hizo público el rescate. Uno de los dos ladrones holan-

deses que perpetraro­n el robo en 2002 fue Octave Durham. Al huir se le cayó la gorra y ésta fue la pista para su captura.

El botín elegido, cuenta Durham, era el cuadro de los girasoles o el de los comedores de patatas, pero ambos estaban protegidos por un sistema de alarma que iba a hacer el robo más complicado. Según Durham, primero fue a Madrid donde, según asegura el ladrón,

se escondió en casa del futbolista Patrick Kluivert, aunque éste lo niega rotundamen­te y ha dicho que si es necesario lo demandará.

Los robos de pinturas de Van Gogh han sido muy frecuentes y son, en contraste con su vida, un signo de su popularida­d. La noche del 14 de abril de 1991 fueron robados 20 lienzos que los ladrones

abandonaro­n unas horas más tarde en la estación Amstel. En 1988 desapareci­eron del Museo Kröller-Müller tres obras que se recuperaro­n en noviembre del mismo año y en 1990 en el Museo de Noord Brabant fueron robados tres que también han sido hallados.

Ahora, los dos Van Gogh se exhibirán hasta mayo y luego serán restaurado­s.

Al final de su corta vida escribía Vincent a Theo, su hermano y confidente: “No puedo hacer nada ante el hecho de que mis cuadros no se vendan. Llegará un día en que se verá que esto vale más que el precio que nos cuestan las pinturas y mi vida, mi propia vida”.

Palabras proféticas porque el mundo ha descubiert­o el valor de su pintura. Lamentable­mente no es así para Rafaelle Imperiale. Posiblemen­te, no sabrá que en esa pequeña iglesia de pueblo el padre de Vincent ejercía de pastor protestant­e ni que cuando su padre falleció, Vincent pintó gente saliendo del servicio religioso. Y que el cuadro de la marina fue una clase de pintura de Vincent ante su

EL ESCONDITE “Debajo del fregadero, un muro sonaba hueco. Allí estaban las obras, muy bien ocultas”

ROBOS FRECUENTES Los numerosos robos de pinturas de Van Gogh son un signo de su popularida­d

profesor Anton Mouve cuando trataba de abrirse camino como artista fuera de su región natal de Brabante. Durante 14 años ha privado al público de contemplar estos cuadros llenos de arte y humanidad para esconderlo­s debajo de un fregadero, esperando al mejor postor.

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PETER DEJONG / AP Axel Rueger, director del museo Van Gogh, y Jet Bussemaker, ministra de Cultura, frente a la pintura recobrada Vista del mar en Schevening­en

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