A Cardiff con los de Berlín
El Barça mantiene un once continuista frente a un Juventus muy reformado
Entre el equipo que el domingo batió al Valencia y el que se adjudicó la final de la Liga de Campeones de Berlín sólo hay dos diferencias. Umtiti y Rafinha no actuaron en el Olympiastadion, donde lo hicieron Dani Alves y Jordi Alba. Salvo por la ausencia de Alves, fichado por el Juventus, Luis Enrique podría replicar la alineación para volver a enfrentarse al campeón italiano, ahora en los cuartos de final. Si algo funciona, no lo toques. La política de planificación blaugrana, moderada –y extraordinariamente conservadora en comparación con la del rival italiano–, responde a esta máxima. Es una cuestión de lógica, apuntan desde el club, donde se consumen más esfuerzos en renovaciones que en contrataciones. Es difícil encontrar en el mercado jugadores que mejoren a los que están en plantilla, insiste Robert Fernández, de manera que ha centrado su trabajo en provisionar el fondo de armario y en futbolistas de futuro. Con resultados bastante dispares.
El Juventus es otro planeta. Su centro del campo de la final de Berlín ha perdido a Pogba, Arturo Vidal y Pirlo. Tampoco los delanteros Morata y Tévez están ya en Turín, ni el defensa Evra. Será una sorpresa si Allegri alinea contra el Barça a más supervivientes de la final que el eterno Buffon y el central Bonucci. La Vecchia Signora no tiene un estilo patentado de juego que condicione sus fichajes, ni éxitos deportivos y sociales fuera de la Serie A. Ya han pasado 21 años desde que levantó su segunda y última Copa de Europa.
El Barça pretende llegar a Cardiff casi con las mismas provisiones esenciales que llevó a Berlín. Respecto a aquella expedición ha incorporado a ocho elementos tras una inversión que se aproxima a los 200 millones. ¿Es mejor equipo? Inicialmente no, porque la ausencia de Alves no ha sido compensada adecuadamente, pero es mejor plantilla. Aunque el rendimiento de los fichajes es desigual entre la re- velación que simboliza Umtiti y el desengaño encarnado por Alcácer.
Rendimiento inmediato y extraordinario, el central francés ha prescindido de la fase de adaptación para exhibir unas cualidades idóneas. Lució con el anterior sistema y es uno de los grandes beneficiados del 3-4-3 que ha restado minutos a los laterales (Roberto y Alba) y ha concedido protagonismo a Rafinha como atacante por la derecha. Es el gran acierto de la secretaría técnica. También Cillessen es un refuerzo consolidado, con una adecuada relación precio-rendimiento como complemento de Ter Stegen.
El capítulo de esperanzas puede encabezarlo Denis Suárez. Recuperado del Villarreal, el joven centrocampista gallego ha mostrado que tiene futuro, especialmente porque posee el gen blaugrana, pero ha tenido actuaciones intermitentes. También se mueve por el centro
LA PLANTILLA POST-BERLÍN El rendimiento de los refuerzos es muy dispar entre el óptimo de Umtiti y el desengaño de Alcácer LA POLÍTICA Si algo funciona, no lo toques: el club viene priorizando las renovaciones a los fichajes
André Gomes, el fichaje más caro de la era Luis Enrique. Tan caro como desconcertante. Rechazado por la grada por su frialdad, inadaptación e imprecisiones, sigue concebido como un futbolista prometedor por el cuerpo técnico. La juventud y las cualidades del portugués auguran un rendimiento que hasta ahora ha brillado por su ausencia.
Aleix Vidal es el paradigma de la adversidad. Sufrió, pasó de marginado a titular entusiasta y una grave lesión de tobillo frustró su nueva vida. La de Arda, excesivamente caro para su aportación, podría estar lejos de Barcelona. El club no dudará en aceptar cualquier oferta razonable por el centrocampista turco.
La peor productividad post-Berlín corresponde a Paco Alcácer, estancado a una distancia sideral del resto de los delanteros a pesar de su precio. Lucas Digne, otro de los fichajes del último verano que se ha convertido en prescindible, costó casi la mitad que el valenciano.
Desde la última final europea, la consolidación y la revalorización de dos canteranos como Sergi Roberto y Rafinha es otro de los impactos positivos en una plantilla blaugrana que este verano tampoco experimentará revoluciones.