El UKIP se hunde
Carswell deja el partido populista en medio de las luchas por el liderazgo
La dimisión del único parlamentario que se postulaba por el UKIP certifica la crisis del partido que nació con el objetivo de sacar a Gran Bretaña de la UE, un objetivo ya alcanzado después del cual no parece haber lugar para la formación de Nigel Farage.
Carswell, enfrentado a Farage, no dejará el escaño, y los impulsores del Brexit perderán la subvención pública
Los del UKIP parecen decididos ahora a ser el capitán Araña. Embarcan al país en el Brexit y se quedan en tierra. O mejor dicho, se ponen a discutir a puñetazos quien va a ser el capitán y acaban viendo que han zarpado sin ellos. El último capítulo del bochornoso periplo que lleva el Partido por la Independencia del Reino Unido desde el referéndum lo ha protagonizado Douglas Carswell, el único diputado que tenían en el Parlamento británico.
Carswell anunció ayer que dejaba el partido. Además, fiel al estilo que han demostrado los miembros del UKIP, dijo que no pensaba dimitir y dejar que otro ocupara el escaño, sino que iba a seguir en el Parlamento como independiente.
Su justificación tampoco tiene desperdicio. A entender de Carswell, el principal objetivo del partido era conseguir que Gran Bretaña dejara la Unión Europea. Eso ya se ha conseguido, puesto que el Parlamento votó a favor y la primera ministra, Theresa May, oficializará el miércoles la salida invocando el famoso artículo 50 del tratado, que abrirá las negociaciones con Bruselas. “Después de 24 años (el UKIP llevaba dos décadas intentando convencer a los británicos), en abril del 2019 ya no formaremos parte del la UE. Lo hemos logrado. El Brexit está en buenas manos”, zanjó Carswell. Ahora, a su entender, él ya puede centrarse en otras cosas.
La realidad de la historia es que, desde el referéndum de junio, el UKIP se hunde en luchas intestinas. Carswell, que antes formó parte de los tories, se ha enfrentado las últimas semanas abiertamente con el principal donante del UKIP, Arron Banks, que se ha situado al lado del líder que durante todos estos años ha dirigido el partido, Nigel Farage.
Farage y Carswell llevan tiempo enfrentados. Carswell lo consideraba ya arrinconado, una vez que Farage dejó la presidencia y se dedicó más a cortejar a Donald Trump, que veía en él el mejor embajador posible en Estados Unidos. Así que a Carswell no le gustó que Banks se posicionara a favor de las directrices de Farage, que aún es europarlamentario, y en contra de las suyas.
Carswell ayer quitaba hierro a esas desavenencias: “Dejaré el UKIP amigablemente, alegre y en el convencimiento de que hemos ganado”, dijo.
Sin embargo, está por ver que en la UKIP sean tan positivos. La salida de Carswell les costará visibilidad y más de 200.000 libras (231.000 euros), las que dejarán de recibir de los fondos públicos por tener un escaño en la Cámara de los Comunes.
Para saber cómo se las gastan, cabe recordar el número a puñetazo limpio que ofrecieron en octubre en Estrasburgo. El eurodiputado Steven Woolfe pretendía suceder a Farage al frente del partido, pero presentó la documentación fuera de plazo y salió elegida Diane James. Sin embargo, James renunció a las dos semanas y Woolfe se postuló de nuevo. Algunos quisieron pedirle explicaciones por haber dicho que pensó en pasarse a los tories, que ya defendían el Brexit. Uno de ellos, Mike Hookem, le demostró que era mejor boxeador y Woolfe ya no se presentó a la presidencia. La asumió Paul Nuttal... de momento.