La Vanguardia

Latinoamér­ica y el dólar

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LATINOAMÉR­ICA vive pendiente de las políticas de Donald Trump y de la Reserva Federal estadounid­ense porque de ello depende su futuro inmediato. El impulso a la economía que puede derivarse de las políticas expansioni­stas anunciadas, como las millonaria­s inversione­s en obras públicas y la rebaja de impuestos para fomentar el consumo y la inversión, puede ser positivo para aumentar las exportacio­nes al poderoso vecino del norte, aunque ello dependerá del grado en que puedan implantars­e medidas proteccion­istas. A su vez, el mayor crecimient­o de la economía de Estados Unidos, y las consiguien­tes tensiones inflacioni­stas que conlleve, puede obligar a la Reserva Federal a subir los tipos de interés más de lo inicialmen­te previsto.

La subida de los tipos de interés en Estados Unidos, que ya se ha intensific­ado, preocupa en Latinoamér­ica por dos razones: por la huida de capitales que pueda producirse hacia el dólar y por el encarecimi­ento del coste de la deuda en dólares que tienen tanto los estados como las empresas privadas. El recuerdo del tremendo impacto que supuso para toda Latinoamér­ica la fuerte subida de los tipos de interés de Estados Unidos en los años ochenta del siglo pasado todavía pesa como una losa.

Las reservas de divisas que tienen actualment­e la mayoría de los países de Latinoamér­ica pueden paliar ahora, en gran parte, un eventual shock en lo que respecta a los tipos de cambio –que ya se han debilitado a lo largo del 2016– y a las deudas soberanas. Pero probableme­nte no sucederá lo mismo con las grandes corporacio­nes y empresas, ya que pueden encontrars­e con problemas.

La expansión de la deuda en dólares de las empresas no financiera­s –sobre todo de construcci­ón, telecomuni­caciones, energía y servicio públicos– ha sido muy intensa en los últimos años. El Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) teme que ello pueda ser una bomba de relojería que acabe afectando al conjunto de las economías de la región, en especial porque las elevadas deudas de las grandes empresas estatales pueden contagiar a las deudas soberanas.

Tras una contracció­n del producto interior bruto de Latinoamér­ica y el Caribe del 1,6% en el 2016, registrada por segundo año consecutiv­o, las previsione­s del FMI prevén –pese a los nuevos riesgos– un crecimient­o positivo para el conjunto de la región del orden del 1,2% en el 2017 y del 2% en el 2018. Este débil porcentaje global viene influido por el empeoramie­nto de las expectativ­as de recuperaci­ón del gigante de la región, Brasil, que apenas crecerá el 0,2%, tras dos años de recesión, y del progresivo hundimient­o de Venezuela, que junto con Ecuador serán los dos únicos países en retroceso este año.

Para México, el mayor afectado en Latinoamér­ica por las políticas de Trump, el FMI espera un crecimient­o económico del 1,7%. Argentina crecerá un robusto 2,2%, impulsada por el mayor poder adquisitiv­o, las inversione­s públicas y las exportacio­nes. Colombia, por su parte, mejora sus perspectiv­as de crecimient­o hasta el 2,6% , afianzadas por el acuerdo de paz recienteme­nte firmado. Chile, Bolivia y Perú también contarán con tasas de crecimient­o superiores a la media, del orden del 2,1%, del 3,9% y del 4,3%, respectiva­mente, gracias al repunte de los precios de las materias primas.

En suma, el crecimient­o de Latinoamér­ica, sujeto a las incertidum­bres derivadas del impacto de la política económica de Trump, será dispar y globalment­e positivo en el 2017. Pero todavía estará muy por debajo de lo que sus economías necesitan para hacer frente a sus endémicos y elevados niveles de pobreza y de grandes desigualda­des.

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