La Vanguardia

Viñales se exhibe en la primera carrera de MotoGP

Viñales toma el liderato con una exhibición de fortaleza

- TONI LÓPEZ JORDÀ

El futuro aporrea la puerta. Ya está aquí. Irrumpió ayer en el circuito del desierto con estrépito, burlando a la lluvia, con una exhibición de fortaleza, de ambición, de orgullo, de talento. Maverick Viñales, el escogido por los dioses de las dos ruedas para jugarse la gloria de la próxima década con el otro niño prodigio, Marc Márquez, certificó por qué debe ser considerad­o uno de los candidatos a la corona. “No es exagerado que me vean favorito al título”, lanzaba a los descreídos en La Vanguardia en la víspera del GP. Demostró sobradamen­te por qué en el estreno del Mundial.

En primer lugar, porque este niño de 22 añitos es una bestia. Se han juntado el hambre con las ganas de comer; un piloto insaciable y sobrado de talento, con una máquina pata negra, dulce, versátil, completa, a la altura del chico. Han tardado dos años en encontrars­e, pero a la primera cita demostraro­n que se acoplan a la perfección. Y eso que Viñales no comenzó nada bien una carrera marcada por la incertidum­bre del cielo y un asfalto resbaladiz­o, que daba muy poca confianza a los pilotos.

De hecho, planeó sobre Lusail la suspensión de la carrera inaugural de manera seria. Nada más acabar la carrera de Moto2, una hora antes del inicio de la batalla de MotoGP, cundió el pánico en el paddock yel pit-lane al volver la lluvia. Fueron cuatro gotas, ni cinco minutos, pero suficiente­s para acongojar a pilotos y equipos. Siete minutos antes de que se encendiera­n los semáforos para dar la salida (a las 21 hora local) volvieron las chispas de agua del cielo. La salida se retrasaba unos minutos. Más dudas. Corrillos entre jefes de equipos, nuevas inspeccion­es de pista, pilotos nerviosos y recogida de las motos y el material a los garajes. Se reprogramó por dos

El de Roses escaló desde la quinta plaza devorando por el camino a Márquez y a Dovizioso en un duelo tenso “En las primeras vueltas fui con mucho cuidado, vi que los otros iban rápido, pero me dije: ‘Poco a poco’”

veces la carrera, de 22 a 20 vueltas, y se retrasó finalmente a las 21.45. Fin de la agonía. Comenzaba la fiesta.

El primer animador fue Johann Zarco, uno de los debutantes en la cilindrada reina. El francés del Yamaha Tech3 se hizo con el liderato en la segunda curva, al salir como una exhalación por el interior detrás de Andrea Iannone, dejando ambos atrás al poleman Viñales. Zarco se envalenton­ó y acumuló hasta 1,6 segundos sobre Dovizioso. Llevaba camino de dar la gran sorpresa, pero como los escapados del Tour que no culminan la aventura, Zarco se cayó en la vuelta 7. Se acabó ahí su hazaña. Daba paso al segundo concursant­e: Dovizioso.

El italiano, cual Barón Rojo, armado con una Ducati voladora en las rectas, se lanzó a por la victoria, viendo que Marc Márquez no acababa de dar el paso adelante por falta de ritmo. Andrea también cogió terreno de renta, hasta 1 segundo sobre la Honda, pero la amenaza se cernía por detrás: consumida media carrera, Viñales empezaba a asomarse con fuerza. Llegaba como el F-14 de su sosias Tom Cruise.

“En las primeras vueltas fui con mucho cuidado, vi que los otros pi-

SORPRESAS Rossi echó del podio a Márquez, Aleix Espargaró acabó sexto y Lorenzo firmó un discreto 11.º AMENAZA DE LLUVIA La suspensión de la carrera planeó por Lusail, se reprogramó dos veces y se atrasó 45 minutos

lotos iban muy rápido, pero me dije: ‘Ya volveré. Poco a poco’. La moto ha funcionado de manera fantástica”, explicaba el piloto de Roses, que con la caída en la vuelta 11 de Iannone se colocaba a la espalda de Márquez. Se preparaba el primer duelo prometido: Marc contra

Mack. No duró casi nada. Al final de recta, la Yamaha de Viñales pasó como un golpe de tramontana a la Honda de Márquez. El de Roses ya era segundo, a 1,2s de Dovizioso y 8 vueltas por delante.

Se desató entonces la tormenta perfecta, no la del cielo –que cayó después de la carrera–, sino la de Maverick sobre Dovizioso. Si la Ducati le sacaba un par de metros en las rectas por el potencial de su motor, como le pasaba a Lorenzo el año pasado, Maverick recuperaba luego en las curvas la posición. Tres veces le mandó hacia atrás la Ducati. No hubo una cuarta. A falta de dos vueltas, Viñales se le coló por el interior y se distanció dos décimas de seguridad, para no tener más sustos. Para surcar el cielo a por su primera victoria de su nueva era azul de Yamaha. Cayó así su primer hito: Maverick es el segundo piloto más joven en ganar en la clase reina con dos marcas diferentes (Suzuki y Yamaha) después del mítico Mike Hailwood. Y más que caerán.

La carrera inaugural dejó otros episodios significat­ivos: el podio de Rossi, que echó a Márquez, el magnífico 6.º puesto de Aleix Espargaró, y el discreto 11.º de Lorenzo con la Ducati, después de sufrir una salida de pista que lo retrasó.

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KARIM JAAFAR / AFP
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