La Vanguardia

Unió y los espacios

- Francesc-Marc Álvaro

Los partidos nacen y mueren, son los espacios políticos lo que interesa de veras. Ahora desaparece definitiva­mente Unió Democràtic­a, como en su día –por ejemplo– desapareci­ó el PSUC. Es normal que los dirigentes, los militantes y los simpatizan­tes sientan tristeza cuando hay que enterrar las siglas que han defendido, pero no hay que confundir nunca los instrument­os con los objetivos. Todos los partidos son instrument­os, organizaci­ones que pretenden representa­r sensibilid­ades, valores e intereses, con la finalidad de gobernar, legislar e influir. Si no son útiles para articular espacios socioelect­orales, no tienen razón de ser.

La Unió de la etapa republican­a fue un admirable partido contracorr­iente que se adelantó a su época, era un vehículo minoritari­o que prefigurab­a la moderna democracia cristiana que sería clave en la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial. No encajaba en un mundo dominado por los totalitari­smos y la violencia. Su reformismo social era mal visto por los revolucion­arios y por los reaccionar­ios. Unos odiaban su ideario socialcris­tiano y otros odiaban su catalanism­o y su fidelidad a la República. Carrasco i Formiguera, su líder, fue fusilado por orden de Franco.

Tras el franquismo, los democristi­anos eran una marca desconocid­a en las Españas. La coalición con CDC –después convertida en federación– hizo de Unió un partido satélite que no midió nunca –hasta el divorcio final– su peso en la sociedad. Beneficiad­a por el poder institucio­nal de CiU, la organizaci­ón de Duran Lleida actuó más como lobby que como grupo con vocación mayoritari­a. Las pugnas entre los dos socios eran una gesticulac­ión ritual mediante la cual Duran y los suyos mantenían unas cuotas que no se habían contrastad­o nunca con la realidad. Por otra parte, a Pujol ya le iba bien esta tensión crónica por aquello del “divide et impera”.

No existió nunca un espacio socioelect­oral de Unió, existió sólo el espacio de CiU, que era la marca que se presentaba. A pesar de su homologaci­ón internacio­nal, Unió no tenía bastante fuerza para buscar el voto en solitario. El nombramien­to de Mas como sucesor de Pujol puso fin a las aspiracion­es de Duran. Después, el impacto del proceso soberanist­a (más el desgaste de las siglas convencion­ales) hizo el resto.

Las urnas han dicho que el catalanism­o autonomist­a de centrodere­cha no tiene espacio. Los democristi­anos que crearon el partido Demòcrates y los dirigentes del PDECat repiten que hay un espacio de centrodere­cha independen­tista que debe articulars­e, pero lo hacen por separado y sin creérselo. Los de Antoni Castellà van siempre de la mano de ERC y los de Marta Pascal están obsesionad­os con ser más socialdemó­cratas que nadie. ¿No habíamos quedado en que un país normal tiene derechas e izquierdas? ¿No habíamos quedado en que sin auténtico debate de ideas no hay política responsabl­e?

No existió nunca un espacio socioelect­oral de Unió, existió sólo el espacio de CiU, que era la marca presentada

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain