La Vanguardia

Culpa compartida a tres bandas: dolor, médico y farmacia

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Estados Unidos, con el cinco por ciento de la población mundial, consume más del ochenta por ciento de los medicament­os con opiáceos del planeta, como el Oxycontin, Vicodin y Percocet. Una realidad con culpa compartida a tres bandas. “Los ciudadanos piden esos medicament­os cuando quizás deberían buscar otras alternativ­as para soportar el dolor; los médicos los recetan con demasiada facilidad y las compañías farmacéuti­cas se suben sin poner ningún reparo a ese carro para llenar sus arcas y obtener millonario­s beneficios, afirma Barry Denk, presidente del Centro de la Pensilvani­a Rural, conocido por su lucha para acabar con la dependenci­a a este tipo de medicament­os y la adicción al resto de drogas. Aunque existe una relación entre el nivel de la renta y la “muerte por desesperac­ión” en EE.UU. –cuanto menos renta , mas mortandad–el informe destaca que el estancamie­nto salarial para los trabajador­es no cualificad­os en Europa en los últimos veinte o treinta años, no ha provocado un aumento de la mortandad. Esta diferente realidad probableme­nte tiene que ver con sistemas de protección social y una mayor cohesión social en los países europeos, sostienen los investigad­ores Case y Eaton. Sin embargo, dada la convergenc­ia en muchos sentidos del modelo socio laboral estadounid­ense y europeo, la epidemia de desesperan­za mortal en EE.UU. debería ser ya motivo de preocupaci­ón en Europa. Las tendencias de mortandad están estrechame­nte ligadas, recoge este mismo estudio, al aislamient­o social, el declive del matrimonio y el abandono forzoso de muchos trabajador­es de sus puestos de trabajo. Además de la precarieda­d laboral y el estancamie­nto de los salarios de la vieja clase obrera.

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