Templos con secretos
Un libro sobre la basílica de Sant Feliu y la celebración del 600.º aniversario desde que se decidiera construir una nave única en la catedral descubren detalles desconocidos de las dos iglesias de Girona
La imponente catedral de Santa Maria de Girona y la vecina iglesia de Sant Feliu configuran el particular skyline de la ciudad. Su majestuosidad capta las miradas y los flashes de los turistas que desde el 2005 pagan por ver estos templos. Ambos contienen bajo sus macizas paredes varias singularidades, la mayoría desconocidas para los más de 220.000 turistas que cada año los visitan. Una monografía del historiador Pere Freixas sobre la basílica de Sant Feliu y los actos de conmemoración del 600 aniversario de la decisión de construir una nave única en la catedral, un hecho inaudito en la arquitectura catedralicia, ponen al descubierto algunas curiosidades de los edificios religiosos más emblemáticos de la ciudad.
La singularidad más remarcable de la catedral se remonta al año 1416. En lugar de construir una nave con tres cuerpos, tal como marcaba la ortodoxia arquitectónica del momento, y pese a las reticencias de algunos de los arquitectos, el obispo y el capítulo catedralicio apostaron por un proyecto más atrevido: construir una catedral de una sola nave, decisión que ha convertido el templo en el único con la bóveda gótica más ancha del mundo.
El debate no fue fácil. El capítulo reunió a 12 arquitectos, la mayoría maestros de obras, para hablar sobre cómo tenían que realizarse los trabajos. Se discutió la viabilidad técnica y el peligro de derrumbamiento. Siete de ellos abogaron por un proyecto más conservador, pero el resto argumentó que en la ciudad había materiales y se usaban técnicas que lo hacían viable. El resultado fue una nave de estilo gótico de 34 metros de altura y 23 de anchura, la más ancha del mundo de este estilo.
“Se hizo por la transparencia, por la claridad y porque mejora la participación en las celebraciones. La nave única no tiene el problema de columnas, de espacios oscuros y falta de visibilidad”, expone el decano del capítulo, el sacerdote Jaume Julià. “Fue un toque de valentía, genialidad y creatividad”, añade Joan Viña, director del Museu Tresor de la catedral. El órgano es el único elemento que dificulta la visibilidad, pero de momento el obispado de Girona descarta moverlo de sitio por el coste que supondría.
Para celebrar el 600.º aniversario de esa decisión de construir una única nave se han organizado un conjunto de actos hasta agosto. La representación teatral de la vida de Sant Jordi en la nave del templo, el próximo 23 de abril, dirigida por Martí Peraferrer, o la inclusión de la bóveda interior de la catedral en el Festival Mapping, en julio, son algunos de los actos de conmemoración de la efeméride.
A la sombra de la mole catedralicia, luce esbelta la basílica de Sant Feliu, el templo cristiano más antiguo de Girona y que guarda el sepulcro del patrón de la ciudad, Sant Narcís. El historiador Pere Freixas ha recogido en una extensa monografía dedicada a la que fue colegiata y parroquia varias singularidades de una construcción –modesta en sus inicios– que empezó a finales del siglo III para conservar los restos del mártir Félix el Africano.
Pocos saben, por ejemplo, que el templo fue, en realidad, la primera catedral de Girona hasta la consagración del actual templo en el año 1038, o a qué se debe su aspecto más propio de una fortaleza que de El 23 de abril se celebrará en la catedral una representación teatral de la vida de Sant Jordi una iglesia.“El templo estaba en el exterior de las murallas y era el primer obstáculo para los sitiadores de la ciudad”, explica Freixas.
Otra singularidad que refleja el historiador en su libro es que el coronamiento del campanario, realizado por el arquitecto de Arles Joan Belljoc, es de estilo provenzal y no gótico como se creía.
Más allá de estos aspectos constructivos, Freixas dedica un capítulo a la figura de Sant Narcís, el patrón de Girona. “En realidad quien debía ser el patrón de la ciudad era al mártir San Félix. Pero este último no era obispo y un modo de dignificar la diócesis era darle un obispo santo como sí lo fue Narcís”, agrega Freixas.
La alcaldesa de Girona, Marta Madrenas, destaca que la ciudad “estaba en deuda” con la que fue durante casi mil años su primera catedral y que el libro de Freixas suple este anomalía.