Amanecer rojo
Ferrari confirma su progresión y se impone en el debut con una lección de estrategia y la ayuda de Verstappen
Rosberg, Hamilton, otra vez Rosberg. Los Mercedes llevaban tres años adjudicándose la primera carrera del Mundial, y la mayor parte de las sucesivas, con una autoridad insultante. Mientras, Ferrari atravesaba un desierto que parecía eterno. Diez años sin imponerse en la prueba inaugural, desde que Räikkönen ganara en Albert Park en el 2007, es mucho tiempo para una scuderia que vive y gasta de manera apasionada. Pero ayer en Melbourne se registró el amanecer rojo. Ayer Vettel, que no había saboreado el triunfo desde Singapur 2015, cruzó en primer lugar la línea de meta de Albert Park después de una majestuosa actuación, impulsada por el departamento de estrategia de Ferrari y validada por un invitado especial, Verstappen, que frenó el empuje de un Hamilton demasiado nervioso.
Esta vez el tricampeón inglés no consiguió despegarse de todo el mundo. Vettel, que había brillado en la calificación, mantuvo el segundo puesto a pesar de la embestida de Bottas en la salida y no cedió más de dos segundos sobre Hamilton, que entró en pánico al ver cuestionada su superioridad. Se quejó del rendimiento de los neumáticos y Mercedes optó por precipitar el cambio. Gran error, puesto que el británico se reincorporó en la cola de Verstappen, el hueso más duro de roer, el piloto más difícil de superar, que frenó la progresión del Mercedes. Vettel asumió el liderato y aceleró valerosamente hasta quemar las gomas ultrablandas mientras el jefe de estrategia de Ferrari, Iñaki Rueda, estudiaba meticulosamente el momento del pit stop.
Fue en la vuelta 24. En ese instante, en menos de un minuto de intriga frente a los televisores y de gran tensión en los talleres, se resolvió una carrera de casi una hora y media de duración. Vettel salió a pista justo delante de Verstappen y Hamilton y fue gananmuy do ventaja incluso cuando el inexpugnable holandés pasó por el taller. 8 segundos de diferencia en la vuelta 39. Las campanas de Maranello se preparaban para repicar en el amanecer rojo.
En 67 años de historia de la Fórmula 1, casi la mitad de los campeonatos (33) se los ha adjudicado el vencedor de la primera carrera. De acuerdo con esta estadística, las posibilidades de que Vettel conquiste la quinta corona están al 50%. La realidad es que el desarrollo y el resultado del gran premio de Australia indican que Mercedes sigue disponiendo del mejor coche de la parrilla, pero las diferencias con un Ferrari fiable y constante no son tan amplias como en las ediciones precedentes. Es decir, en la F-1 post-Ecclestone, Mercedes ha perdido margen de error respecto a los adversarios (Red Bull, con Verstappen quinto y a pesar del nefasto fin de semana de Ricciardo en su casa, anuncia progresos y batalla). La precipitación que se apoderó ayer de Hamilton y de su equipo difícilmente hubiera tenido consecuencias la temporada pasada, pero en la actual le puso a Vettel el triunfo en bandeja. Y significa una inyección de ánimo para Ferrari, que vuelve a liderar una clasificación de constructores después de muchos años.
“Esto sólo es el principio y aún hay mucho trabajo que hacer. Este es uno de los muchos pasos que hemos de dar, y hemos de disfrutar lo que hacemos. Es genial ver a la gente sonreír. Ahora hemos de empezar de nuevo para ir a China y hacer un buen trabajo”, declaró Vettel. Ferrari disfruta. ¿Y el espectador? ¿Será más atractiva la F-1 bajo la gestión de Liberty Media? Las características de los bólidos implican un pilotaje más exigente, menos tolerante con los errores y, en consecuencia, más propenso para las sorpresas. Esa es la teoría. A la hora de la verdad, la carrera de Melbourne se decidió en la calle de boxes y no sobre la pista, donde los adelantamientos y los instantes de pasión volvieron a ser escasos.
ANTONI LÓPEZ TOVAR
Barcelona