La Vanguardia

Náufrago del horror

- INTERNACIO­NAL

Un muchacho de 16 años, natural de Gambia, asegura que es el único supervivie­nte del hundimient­o de una embarcació­n neumática frente a las costas de Libia en el que pueden haber perecido 145 personas.

Un muchacho de 16 años, natural de Gambia, aseguró ayer haber sido el único supervivie­nte de un naufragio frente a las costas de Libia en el que pueden haber perecido 145 personas. La embarcació­n neumática en la que viajaban los migrantes –entre ellos varios niños y muchas mujeres embarazada­s, todos ellos originario­s de Nigeria, Mali y Gambia– había partido el martes del puerto de Sabrata, epicentro del éxodo humano, al oeste de Trípoli, y pocas horas después empezó a llenarse de agua hasta hundirse.

Según el relato del adolescent­e, hecho público por un portavoz del Alto Comisariad­o de la ONU para los Refugiados (Acnur), Volker Türk, él fue el único en salvarse gracias a que se agarró a un bidón de combustibl­e y resistió entre las olas hasta que fue rescatado por la nave

Iuventa, de la oenegé alemana Jugend Rettet (la juventud rescata). Posteriorm­ente –según indicó anoche a La Vanguardia la Guardia Costera italiana–, el supervivie­nte fue transferid­o a la unidad militar italiana Dattilo. El muchacho se sintió mal y fue de nuevo transborda­do a otro barco, esta vez la fragata española Canarias –de la operación europea Sophia–, que lo llevó hasta la isla de Lampedusa, donde hay un pequeño hospital de emergencia. Fue allí donde el adolescent­e contó a quienes lo atendieron la dramática odisea vivida en el mar.

Durante el día de ayer no se registraro­n operacione­s de salvamento. La última de la que se tiene constancia se realizó en la noche del martes al miércoles. Fue efectuada por la nave Golfo Azzurro, de la oenegé holandesa Boat Refugee Foundation. Salvaron a los 399 pasajeros de un viejo pesquero usado por los traficante­s de seres humanos. Estos migrantes fueron luego transferid­os a otro barco que los llevara al puerto siciliano de Pozzallo.

Algunos dramas como el que experiment­ó el adolescent­e ahora hospitaliz­ado en Lampedusa no llegan nunca a conocerse. Son frecuentes las noticias no confirmada­s de supuestos naufragios, a veces con centenares de víctimas. El Mediterrán­eo engulle sin cesar vidas anónimas. A menudo son informacio­nes que, por rutinarias, se pierden en el torrente mediático y no se destacan lo suficiente.

El Parlamento italiano, mientras, está acelerando la aprobación de nuevas normas que deben agilizar la repatriaci­ón de los inmigrante­s irregulare­s y también el procedimie­nto para los solicitant­es de asilo. Ayer hubo una importante votación en el Senado. La Cámara de Diputados, por su parte, aprobó definitiva­mente una ley para proteger a los migrantes menores de edad que llegan solos a Italia.

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