El intangible valor de la casa donde nació Trump
Un comprador anónimo paga 2,1 millones, el doble de la media en el barrio de Queens, por la residencia de infancia del presidente
Hay que reconocer que existen tipos con mucho olfato. Si unos huelen la sangre, otros distinguen con claridad, entre la oscuridad, el color del dinero.
El promotor inmobiliario Michael Davis hizo una apuesta a ciegas, fue de farol, que diría un jugador de póquer, y ha ganado una mano de 750.000 dólares.
La ciudad donde nació, creció y cimentó su fortuna Donald Trump no le rinde demasiada estima. El presidente de Estados Unidos tiene un conflicto emocional con Nueva York.
Aquí, entre otros edificios, se alza su torre de la Quinta Avenida, hogar y cuarteles de su imperio. Sin embargo, los neoyorquinos le castigaron severamente en las urnas. Más de dos meses después de la inauguración, las muestras de desagrado hacia él en las calles son más que habituales.
Ha habido manifestaciones multitudinarias una vez que se consumó su victoria electoral el 8-N. Tal vez una de las muestras de desafección más claras la protagonizaron los vecinos de tres rascacielos de Riverside Boulevard, al oeste de Manhattan, con vistas al río Hudson. Consiguieron que la empresa propietaria de esos inmuebles aceptara retirar las enormes placas exteriores les que daban nombre: –Trump Plaza. Los arrendatarios emprendieron su protesta incluso antes de la jornada electoral del pasado noviembre. En medio de ese contexto –el desamor de los liberales neoyorquinos por el candidato republicano era más que palpable–, Davis hizo un movimiento “magistral” el pasado diciembre. Pagó 1.390.500 millones de dólares por la casa de Queens donde nació y residió hasta los cuatro años el futuro presidente número 45 de EE.UU.
Tal vez tuvo una corazonada, esa sensación irracional que empuja a hacer cosas que parecen descabelladas. O tal vez, pese a las apariencias de riesgo, disponía de datos que avalaban su movimiento. Esta semana se ha sabido de su suculento pelotazo.
Esa vivienda estilo Tudor, ubicada en Wareham Place, con cinco habitaciones, construida en 1940 por el patriarca Fred C. Trump, la ha vendido Davis por 2,1 millones, un beneficio del 54%. Un dato relevante es que la transacción de venta se cerró con un precio que dobla el habitual de otras residencias del entorno, una zona acomodada.
El pequeño Donald vivió poco tiempo allí. La familia Trump se mudó luego a otra casa más grande, justo detrás de esa primera.
“Esta propiedad es mucho más que un simple bien”, señaló Misha Haghani, fundadora de Paramount Realty USA, en el comunicado en el que anunció la transacción. “Tiene un valor intangible”, añadió. El pasado verano se hallaba en el mercado por 1,65 millones y perdió valor por falta de interesados. La habían puesto en venta Isaac Kestenberg y su esposa, Claudia, que se hicieron con la vivienda en el 2008. Entonces abonaron 782.500 dólares.
Si los neoyorquinos no adoran a Trump, ¿quién es el comprador? Esa es la cuestión. La adquisición la ha realizado Trump Birth House, compañía de responsabilidad limitada que difumina la identidad del comprador.
Sin embargo, y según datos aportados por The New York Times, la nueva propietaria es una mujer china. Los vecinos certificaron un flujo de chinos en los días previos a la transacción.
Davis se equivocó si preveía que algún estadounidense fan de Trump pujaría por esa pieza fetiche. A falta de locales, pues admiradores internacionales. Dicen que la historia del empresario convertido en presidente “inspira” a los nuevos ricos del gigante asiático. La extraña alianza del
trumpismo: Rusia y China.
Nueva York no admira al presidente, pero otros sí: la compradora, quizá una mujer china Un promotor tuvo la visión de hacerse con la vivienda en el 2016 por 1,4 millones de dólares