Crece la presión sobre el presidente de Murcia para que renuncie a su cargo
La Asamblea regional debatirá la próxima semana la moción de censura del PSOE
El PP puede perder Murcia, región que lleva gobernando desde el año 1995. Ese es el precio que deberá pagar el partido si Pedro Antonio Sánchez insiste en seguir de presidente de la región. La moción de censura presentada por el PSOE, y que se debatirá los días 5 y 6, cuenta con el apoyo de Podemos y probablemente de Ciudadanos, partido que sostiene el Ejecutivo popular y que hoy mantendrá una reunión clave con los socialistas. Este es el escenario, contaminado por una profunda crisis política en Murcia sin precedentes en la región. La presión sobre Pedro Antonio Sánchez para que abandone le llegaba ayer hasta de sus propias filas.
El PSOE, Podemos y Ciudadanos, que juntos pueden sumar una nueva mayoría absoluta, fueron ayer contundentes en los calificativos contra Pedro Antonio Sánchez: “Está atornillado, se ha atrincherado, debe dimitir ya, está haciendo un enorme daño a la región”. Sobre el presidente pesan las imputaciones por presunta corrupción en el caso Auditorio y las fuertes sospechas en el caso Púnica, con la divulgación de documentos comprometedores. “Ahora ya no es una cueslanzó tión judicial, es una cuestión política”, apuntaba Rafael González Tovar, líder socialista murciano que aspira a sustituir a Pedro Antonio Sánchez en el cargo.
Ciudadanos insistió ayer en que quiere una moción instrumental para convocar nuevas elecciones en la región. No es esta la idea del PSOE, que desea por el contrario un rápido relevo en el Ejecutivo. El portavoz de Cs en Murcia, Miguel Sánchez, lo que sí dejó claro es que el presidente debe marcharse, y añadió duras descalificaciones. “Es un hombre indigno”, llegó a decir. Sólo será posible que Ciudadanos dé marcha atrás si el PP busca un relevo en la presidencia autonómica; antes de la votación de la moción de censura. Rafael González Tovar ayer algunos guiños a Cs: “Estamos abiertos a todo”.
El mayor problema es la combinación de Ciudadanos con Podemos. Esa es la mayor resistencia para que el partido de Albert Rivera acepte la solución propuesta por un PSOE que ansía acabar con la hegemonía política del PP en la región. El portavoz de Podemos en Murcia, Óscar Urralburu, usó ayer un lenguaje conciliador con Ciudadanos animando a este partido a “poner fin a un periodo negro de nuestra historia”. Podemos sí quiere formar parte del posible nuevo ejecutivo.
Murcia es un polvorín político, y la sociedad civil está viviendo este episodio con ciertas semejanzas a lo sucedido en su momento con Francisco Camps y el caso de los trajes, pieza separada de Gürtel, del que fue absuelto por el TSJ de Valencia. Es decir, se interpreta que, al margen de lo que decidan los jueces, hay demasiadas evidencias de que la conducta de Pedro Antonio Sánchez ha dañado a la institución y al partido. Y que su capital político está por los suelos. Ayer la prensa regional de Murcia así lo consideraba, recordando que Pedro Antonio Sánchez se comprometió a abandonar el cargo si era imputado. En paralelo, el presidente murciano pedía ayer al TSJ que se archivara el caso Auditorio.
Incluso dentro del PP murciano ya hay voces que consideran que el presidente debe asumir sus responsabilidades