La Rambla ganará dos ‘hermanas’ en el puerto deportivo de Marina Vela
Un total de 136 amarres para yates de 15 o más metros, además de una marina seca automatizada (como los garajes inteligentes de tierra adentro) con capacidad para 222 embarcaciones de hasta nueve metros de eslora, donde el tiempo de espera desde que llegue el cliente hasta que le entreguen su barco debería oscilar entre los cinco y los ocho minutos. Servicios ininterrumpidos las 24 horas del día. Vigilancia privada. Modernas infraestructuras. Suministro continuo de agua y electricidad. Vaciado de fosas sépticas... Estas son algunas de las características del futuro puerto deportivo de Marina Vela, junto al hotel W y que comenzará a ser operativo este año, si no hay nuevos retrasos. Para la inmensa mayoría de los barceloneses el ocio vinculado a la navegación de lujo no formará nunca parte de su vida, pero el puerto sí quiere abrir esta zona a la ciudad. Así lo demuestran los últimos acuerdos de su consejo de administración.
Este órgano propuso ayer una nueva modificación –sería la tercera– del plan especial de la nueva bocana, que representaría una inversión global de 62 millones de euros. La reforma, pendiente de la tramitación en el Ayuntamiento para su aprobación defique
nitiva, prevé que la ciudad gane 14.000 m2 de espacio público. El terreno se concentra sobre todo en los alrededores del hotel W, donde según el puerto se podrían abrir “dos tramos de paseo equivalentes en extensión a la Rambla de Barcelona entre la plaza Catalunya y la plaza Colom”. El proyecto también incluye zonas comerciales, de restauración y culturales. Una de las señas de identidad del plan es el edificio Mirador, que pasará a llamarse Pont-Porta-Port, en el extremo sur de la marina, con una planta baja y la superior de acceso público. Planteado como un balcón sobre el Mediterráneo, este rincón no podrá competir en altura con el mirador homónimo de Tarragona, al final de la Rambla Nova, pero sí en vistas. El lugar tendrá –si la alcaldía lo aprueba– restaurantes y comercios. No lejos de allí habrá un edificio de 450 m2 que el puerto cederá a la facultad de Náutica y a la Cruz Roja del Mar. Los actuales tinglados del muelle de Llevant, que albergan actividades comerciales y exposiciones, serán rehabilitados y no se descarta que tengan más actividades de restauración, aunque “con ciertas limitaciones”, como admite el propio puerto, temeroso de que el Ayuntamiento considere que la oferta ya es suficientemente amplia. Uno de los tinglados, la nave industrial de la firma Tanajet, acogerá la estación marítima de un nuevo servicio, un bus náutico o vaporetto, que conectará el Portal de la Pau, donde desembarcan cada año los Reyes Magos, con el muelle de Llevant. El edificio central de Marina Vela perderá superficie con respecto al proyecto original y se ampliarán sus usos a las actividades culturales y docentes. El 100% de los espacios exteriores del puerto deportivo serán públicos, y no el 68% previsto inicialmente. La metamorfosis del Port Vell se completará con “un gran equipamiento de gestión municipal de hasta 12.000 m2” y con medidas para mejorar la movilidad, como la conectividad de los carriles bici y el aumento de la frecuencia de paso de autobuses. El puerto seguirá teniendo zonas de acceso restringido, en particular en la zona de actividades logísticas por razones obvias, pero los muelles se han embarcado en una política irrenunciable de apertura a la ciudad de Barcelona, como asegura la Autoritat Portuària. Reflejo de esta voluntad es también el deseo de abrir un paseo público al final de la calle Escar y hasta la Torre del Rellotge, en el muelle de Pescadors. La construcción de la nueva fábrica de hielo ya ha dado el tiro de salida para la transformación de este último reducto del Port Vell.
EL ‘VAPORETTO’ Un pequeño autobús acuático unirá la zona del Portal de la Pau y el muelle de Llevant
LA INVERSIÓN El coste de las obras, pendientes de la luz verde municipal, es de 62 millones de euros