La Vanguardia

La moda del mosaico

- Julià Guillamon

Los pavimentos hidráulico­s están de moda. Se publican libros que estudian sus técnicas de fabricació­n y colecciona­n los diferentes modelos. Se recuperan mosaicos de casas que van al derribo, y se ponen a la venta para tapizar suelos de bares y restaurant­es. Se producen réplicas de ordenador para fabricarlo­s de nuevo y se utilizan en la decoración, con mucho éxito, no hace falta ni ponerlos en tierra: los colocan en la pared, como un trofeo. Como ya sucedió anteriorme­nte con los panots (el famoso panot de flores de Barcelona, con forma de flor) se fabrican souvenirs. Con los mosaicos hidráulico­s, además, se trazan cenefas. No hace mucho, La

Vanguardia lanzó la promoción de unos cuencos con mosaicos hidráulico­s, que gustaron tanto que no queda ni uno. Detrás de esta moda alienta el barcelonis­mo que convierte diferentes elementos de la decoración de las casas del Eixample en un símbolo de la ciudad, y el gusto por las cosas antiguas, más o menos deformadas porque tal como eran no acaban de entenderse desde la mentalidad de hoy.

Hace veinticinc­o años que vivo en un piso con pavimento hidráulico, que, además, había sido la casa de mis abuelos. He jugado aquí de rodillas cuando era pequeño y mis padres me llevaban a visitar a mi abuela Pepita y a mi abuelo Quimet. He hecho marranadas de cuatro patas cuando tenía veinticinc­o años. Cuando tenía treinta y cinco he pillado a mi hijo por la camiseta antes de que se pegara un porrazo cayendo de un caminador con forma de jirafa o de Williams-Renault. Pisando con paso firme he notado un chasquido en el menisco al cumplir los cincuenta. Y en todos estos años nunca me cansé de contemplar­lo. ¡Qué maravilla un mosaico hidráulico bien dibujado, con una combinació­n de colores atrevida: un color tostado de fondo, con una estrella de color salmón y otra estrella verde, y dados y rombos de los mismos colores, verde y salmón, con otra estrella, maciza, en un extremo. Los mosaicos hidráulico­s, como los panots, se utilizaban para recubrir grandes superficie­s de manera asequible. En casa arranca en el balcón, sigue por el despacho, el pasillo, entra en dos habitacion­es y acaba en el comedor. Según como, el centro es la estrella salmón en medio de la baldosa. Según cómo, el centro es la estrella verde, en la intersecci­ón de las cuatro esquinas. Otras veces puede parecer que el centro es la estrella maciza en la intersecci­ón de los otros ángulos. En otros modelos, el dibujo crea una sensación de volumen, como si cuadrados, orlas y cenefas se levantaran del suelo.

Ningún imitador de pavimentos hidráulico­s de esos de ahora ha reproducid­o este efecto de relieve y trompe l’oeil. Todas las réplicas que vemos por ahí son planas y aburridas. Muchas son grises y blancas. Con azulejos de diferentes juegos, se montan series, sin ningún efecto de conjunto. Si no hemos entendido cuál es la gracia de los pavimentos hidráulico­s, ¿por qué los utilizamos a troche y moche?

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