La Vanguardia

El esquí y el ocio van de la mano

Las actividade­s alternativ­as relacionad­as con la nieve tienen un peso específico

- ELISABETH ESPORRÍN

El esquí ha vuelto a populariza­rse. El deporte invernal aúna cada fin de semana a esquiadore­s y acompañant­es para disfrutar de la nieve. La segmentaci­ón de unas cuidadas actividade­s deportivas, relacionad­as con el entorno blanco, junto a una gastronómi­ca excelente en las pistas, ha ayudado a optimizar la oferta blanca.

Año de nieves, año de bienes. El negocio de la nieve retoma parte de la popularida­d que había perdido

ACTIVIDAD Y RELAX

antes de la crisis. Una ligera recuperaci­ón económica junto al maná blanco, que ha acompañado todo el invierno, ha sido responsabl­e de ello. Sin obviar el esfuerzo inversor que sostienen cada año las estaciones invernales en lo que a servicios se refiere.

El esquí junto a otras modalidade­s relacionad­as con la nieve van de la mano. Las actividade­s paralelas comienzan a tomar protagonis­mo en las pistas. Cabe destacar que las bicicletas de nieve –snowscoot, snow bike o snowtrike– se han hecho un hueco en varias estaciones, incluyendo el alquiler del material. Una actividad que comparte pista en invierno con el esquí, en La Molina, Vallnord o Peyragudes, entre otras tantas.

Sin duda, es la modalidad que toma el relevo en temporada estival. Sylvie Lebail-Neymoz, responsabl­e de prensa y comunicaci­ón francesa de Peyragudes, añade que, “junto al alquiler, la estación organiza bajadas con guía por las pistas al cierre de la jornada de esquí, o incluso hasta el mismo valle”.

Xavi Ubeira, director comercial de Baqueira Beret, explica que “la gente sube a la montaña igualmente atraída por el esquí de montaña, las raquetas o el fondo”. Unas modalidade­s que permiten a los acompañant­es disfrutar durante unas horas del elemento blanco.

Ya sea el esquí o cualquier otra actividad, el aficionado dedica igualmente parte de la jornada a relajarse y disfrutar del paisaje. “Los esquiadore­s madrugan más que antes y con cuatro horas de esquí a tope tienen más que suficiente”, añade Ubeira. La ausencia de colas en los remontes optimiza así el esquí y el snow. “La espera máxima de un telesilla de última generación no supera los seis minutos. Por lo que un esquiador de nivel medio suele hacer una media de 14 bajadas”.

Finalmente, la gastronomí­a en las pistas ha adquirido un peso específico. No en vano, los restaurant­es de altitud se han puesto las pilas y completan una oferta interesant­e para el aficionado. “Los turistas suelen parar a comer a partir de las 14 horas. Y si antes se iban a los restaurant­es del valle, actualment­e se quedan en las pistas, incluso para enlazar con el ambiente après-ski en cualquier cafetería”, concluye el director.

Junto al esquí y el snow, el esquí de montaña, el fondo y las raquetas comparten la gastronomí­a en pistas

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PEYRAGUDES Las bicicletas son un buen reclamo

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