Economía digital y competitividad
Las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) han supuesto una revolución en el ámbito económico y social. La disponibilidad de mucha más información y a menor coste es una clara fuente de crecimiento de la productividad. El internet de las cosas (cada vez más dispositivos cotidianos conectados a la red) nos hace la vida más fácil: conectamos a distancia la alarma, la calefacción; accedemos a las cuentas bancarias; validamos la declaración de renta; pedimos cita al médico; hacemos nuestras compras a distancia... Nuestras relaciones sociales han cambiado gracias al correo electrónico y a aplicaciones como WhatsApp, Skype, Spotify o Facebook por poner sólo algunos ejemplos. Además, estas tecnologías son disruptivas en el entorno empresarial: permiten cambiar las estructuras de negocio, tanto en los procesos internos como en los canales de distribución.
Dada la importancia que la economía digital tiene en el bienestar, es fundamental que el acceso a internet alcance al mayor número de personas posible y al menor coste. En el primer caso, en España el 81% de la población ha utilizado internet en los últimos 3 meses, porcentaje parecido al de la UE-28 y al del área del euro (82%), y la cifra crece año tras año. Pero en el segundo, la comparativa europea nos deja en muy mal lugar, ya que somos el segundo país de la UE-28 con mayor coste de acceso a internet, sólo por detrás de Croacia. En concreto, un español dedica el 2,7% de su renta disponible a pagar su factura de acceso a internet, frente al 1,18% de media de la UE-28 o el 0,82% de Alemania.
Son datos que acaba de publicar la CE en su informe anual sobre la economía y la sociedad digital y su índice DESI (Digital Economy and Society Index). Del análisis de los componentes del índice, hay una de cal y otra de arena. En el total estamos un poco por encima de media de la UE-28 (0,537 vs. 0,529), pero nos alejamos por debajo en conectividad (disponibilidad de banda ancha, coste de acceso, velocidad) y capital humano (destrezas de la población en el uso de tecnologías de la información y comunicaciones), mientras que destacamos en digitalización de los servicios públicos y en la integración de la tecnología digital (en empresas y comercios).
Con este diagnóstico, tenemos las claves de lo que tenemos que hacer para avanzar hacia la tan deseada sociedad del conocimiento, a la que tanto contribuye la sociedad y economía digital. Hay que generar más competencia en el sector de las telecomunicaciones (para reducir el coste), e incrementar el nivel educativo de la población (con más especialistas en la utilización de las TIC), ya que con más capital humano y formación se adquieren las destrezas necesarias para no estar excluidos de la sociedad digital. Y en los dos casos, el sector público tiene un importante papel que cumplir, creando las condiciones para que haya competencia e incrementando el nivel educativo de la población.
Hay que ganar más competencia en las telecomunicaciones y subir el nivel educativo de la población