Tú felicidad está en tus manos (y en tu cerebro)
La fortaleza emocional reside la producción en nuestro interior, pero fomentar de bienestar de endorfinas incrementa la sensación
La estrategia para conseguir la felicidad consiste en disfrutar de aquello que no nos falta, y no en desear lo que nos falta”, afirma Ramon Bayés, catedrático emérito de Psicología de la Universitat de Barcelona. “Para ello –añade– lo aconsejable es llenar la vida de valores intrínsecos (amistad, solidaridad, etc.), y tener los valores intercambiables (dinero, poder...) mínimos para vivir”. Por este motivo, Bayés recomienda vivir el presente con la máxima atención, “sólo tenemos el momento que vivimos”, y tener proyectos u objetivos realistas pendientes, “pero no condicionar la felicidad a que los mismos se cumplan”. A su vez, aconseja regalarse momentos de reflexión, ser generosos con los que nos rodean e intentar hacer felices a las personas con Las endorfinas son sustancias que el cuerpo segrega y que influyen en nuestro estado de ánimo Si las activamos nos producirán sensaciones placenteras que aliviarán el dolor y el malestar las que compartimos una historia, un tiempo, un espacio.
Otro experto, Rafael Santacreu, psicólogo y autor de Las gafas de la felicidad, también considera que la fuente de ésta y la fortaleza emocional están en nuestro interior, y no en los logros o bienes externos. “La felicidad está en el diálogo interno: en aprender a no quejarte nunca y apreciar lo que sí posees. Para ello solo has de cambiar de filosofía personal y de diálogo interior: lo que te dices a ti mismo cuando te suceden adversidades. Aprender a ser felices es el mejor aprendizaje de nuestra vida; solo hay que entrenarse”.
Potenciar la felicidad Sí, la felicidad es una actitud que requiere humildad, un diálogo interior y cuidarse uno mismo para, a continuación, poder transmitir bienestar a los demás. Pero este “cuidarse uno mismo” está muy relacionado con lo que hacemos en el día a día, con la alimentación y en cómo potenciamos las endorfinas –las denominadas moléculas de la felici- dad–, unas sustancias que el cuerpo segrega y que influyen en el estado de ánimo. La producción de endorfinas ocurre en el cerebro a partir de dos glándulas: el hipotálamo y la hipófisis, y desencadenan sensaciones placenteras, al tiempo que alivian el dolor y el malestar.
Se ha demostrado que las endorfinas generadas al hacer ejercicio desempeñan un papel clave en la mejora del estado de ánimo en patologías psiquiátricas como la depresión, el estrés y la ansiedad. Y también han pasado a formar parte del arsenal terapéutico en el tratamiento de enfermedades que generan dolor crónico: cáncer, fibromialgia, dolor neuropático, etc.