Baja el IVA de las emociones
El Consejo de Ministros tiene previsto aprobar esta mañana la bajada del IVA de los espectáculos en directo –como los conciertos, el teatro y la danza– del actual 21% al 10%. Sólo queda excluido el cine, que tendrá que esperar, pero que no se debería dejar como una asignatura permanentemente pendiente. La noticia ha sido recibida como una liberación por el mundo de la cultura, pero tendría que percibirse como la mejor de las noticias en un país que necesita regenerarse. José Vasconcelos, un intelectual mexicano que es una referencia por la recuperación de los valores éticos y estéticos de su país, escribió que la cultura permite exigir a los pueblos su conducta moral. José Ignacio Wert quedará para la historia como el ministro de Cultura a quien le tocó subir el IVA desde aquel lejano 8%. No tenía demasiado margen un Gobierno amenazado por el rescate europeo, pero Wert no luchó para defender que la Cultura no es la industria del entretenimiento, sino la base de la educación de un Estado. España ha tenido un IVA cultural con 16 puntos más que Francia, donde siempre se ha visto a las bellas artes como una seña de identidad, no como concesión a la galería. Y que ha acabado por aportar el 3,5% del PIB.
Manuel Vázquez Montalbán decía que la cultura la crean los ministros de Hacienda, no los del ramo. Ciertamente, la cultura hay que protegerla. Y cuidarla, porque es un sector tan frágil como imprescindible, tan delicado como potente. Un país sin una cultura sólo es un territorio, un lugar para estar de tránsito, pero nunca para quedarse. La cultura requiere recursos, pero para ello los gobiernos necesitan creer en su capacidad transformadora de la sociedad. Mick, el personaje que interpreta Harvey Keitel en La
juventud, proclama en este filme de Paolo Sorrentino que la cultura nos habla de las emociones y que es falso que estén sobrevaloradas: “Las emociones son todo lo que tenemos”. Y por eso no deberían pagar IVA.