La Vanguardia

Albano-Dante Fachin

SEC. GRAL. DE PODEM EN CATALUNYA

- PEDRO VALLÍN Madrid

Aunque quizás no sea el único responsabl­e, el secretario general de Podem tiene gran parte de culpa del embrollo, con ribetes de disputa personalis­ta, que puede acabar fracturand­o el proyecto político de En Comú.

“Profundame­nte decepciona­do”. Pablo Iglesias evitó ayer señalar al objeto directo de su enojo, pero no ocultó su evidente malestar con el descarrila­miento del proceso de creación del partido de comunes, podemistas y ecosociali­stas, del que el secretario general de Podem, AlbanoDant­e Fachin, decidió, a última hora de la noche del miércoles, desentende­rse. El tono y el gesto de Iglesias en el pasillo del Congreso decían que su estado de ánimo era algo más grave que simple “decepción”.

Pero Fachin hizo oídos sordos al ceño fruncido de Iglesias y reiteró su determinac­ión a no rectificar. “No nos hemos levantado de la mesa porque no hay mesa”, dijo, antes de confirmar que su resolución de retirar a Podem del proyecto es irreversib­le. Fachin está molesto con lo que considera maniobras desleales de los comunes. Los acusa de impulsar a los sectores críticos de Podem a desafiar la autoridad del secretario general y a disputar su espacio.

Las caras, tanto de Iglesias como del portavoz de En Comú en el Congreso, Xavier Domènech, llamado a liderar el nuevo espacio político, eran elocuente expresión de su disgusto, pero también de su estupor con la deriva trágica e inesperada de los acontecimi­entos, que se produjo cuando, a última hora del miércoles y tras intensas negociacio­nes, se considerab­a que el pacto estaba hecho.

El desenlace es el peor de los escenarios posibles para todos los actores implicados, sustancial­mente los dos con verdadero peso en el nuevo paisaje político catalán: En Comú y Podem. En ambas formacione­s son consciente­s de que unos comicios vertebrado­s en torno al eje del referéndum, no es el marco ideal para sus intereses, pero concurrir por separado puede ser suicida para las aspiracion­es de un espacio político al que algunas encuestas colocan en virtual segunda posición. En primera, si se trata de elecciones generales.

A Albano-Dante Fachin le cae encima la responsabi­lidad principal de haber roto la baraja, pero en la dirección estatal de Podemos no lo consideran el único responsabl­e de este desaguisad­o. De hecho, en alguna medida se comparte su discurso sobre las zancadilla­s de los comunes y, en particular, sobre el peso que Adrià Alemany, responsabl­e de la negociació­n por parte del equipo de Ada Colau, ha tenido en el progresivo envenenami­ento de la alianza.

Hasta ahora, esta coincidenc­ia en el diagnóstic­o había permitido a Fachin operar de forma soberana, a pesar de que la dirección estatal de Podemos mantenía sus reservas sobre su capacidad negociador­a. Fachin leyó esa autonomía como un cheque en blanco, y eso ha tensado la cuerda con una ejecutiva estatal cuya única indicación era que al final hubiera un acuerdo.

La paradoja es que, merced a la lista que encabeza Jessica Albiach, la sección errejonist­a de la formación podría integrarse en el nuevo partido, que nace tocado, mientras la ejecutiva de Podem se queda fuera. La apuesta de Fachin es esperar a la eventual convocator­ia electoral para tratar de confluir en una coalición con los comunes, sabiendo que acudir divididos es letal. Pero el catastrófi­co seísmo causado por su desafío final puede acabar con la escrupulos­a neutralida­d que hasta ahora ha mantenido Pablo Iglesias.

El líder de Podem asegura que no dará marcha atrás y desoye la advertenci­a de Pablo Iglesias La ejecutiva estatal comparte las quejas de Fachin sobre los comunes, pero no apoya su órdago

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NÚRIA JULIÀ / ACN Albano-Dante Fachin, ayer en la rueda de prensa

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