La Vanguardia

Rozando la minoría

El no a la independen­cia vuelve a ponerse por delante, con una ventaja de 4 puntos

- CARLES CASTRO Barcelona

La última encuesta de la Generalita­t otorga entre 66 y 68 escaños a la mayoría independen­tista del Parlament.

El lento retroceso de la coalición Junts pel Sí en unas hipotética­s elecciones al Parlament podría llevar a la actual mayoría soberanist­a a sumar menos de la mitad de los escaños de la Cámara, ya que la CUP también sufriría una erosión de sus apoyos, según el último barómetro del CEO, realizado entre el 6 y el 21 de marzo. Concretame­nte, JxSí podría perder hasta cuatro de sus actuales 62 diputados (y más de dos puntos en voto estimado), mientras que la CUP cedería dos escaños (y una cifra similar en cuota electoral). Ese retroceso conjunto dejaría a la actual mayoría independen­tista en una horquilla de entre 66 y 68 escaños (la mayoría de la Cámara se sitúa justamente en 68), frente a los 72 que cosecharon en los comicios del 27 de septiembre del 2015.

Este pronóstico electoral se produce en un contexto de creciente malestar político en la sociedad catalana, hasta el punto de que la insatisfac­ción con la política se convierte por primera vez en el principal problema de Catalunya, por delante incluso del desempleo. Si ese malestar es consecuenc­ia del bloqueo en el proceso soberanist­a no es posible saberlo, pero lo cierto es que contrasta con una percepción de la situación económica que no deja de mejorar, con un incremento de diez puntos de las opiniones positivas en el último año y un aumento progresivo del optimismo sobre el futuro.

En cambio, el malestar con la situación política viene acompañado de una caída en la satisfacci­ón con la democracia, un descenso del índice de confianza en los políticos catalanes (que pasa de un 4,3 a un 3,8) y un suspenso más rotundo (del 4,4 al 4,2) de la gestión del Govern. De hecho, mientras crecen las percepcion­es negativas sobre la situación política en Catalunya, disminuyen las relativas al conjunto de España.

El horizonte electoral que perfila el sondeo se completa con un avance de 6,4 puntos de Catalunya Sí que es Pot, que se convertirí­a en el tercer grupo de la Cámara, por delante del PSC (que sufriría un leve retroceso), aunque todavía por detrás de Ciutadans. El partido de Inés Arrimadas perdería casi dos puntos de cuota electoral y hasta cinco escaños de los 25 que obtuvo el 27-S. Por su parte, el PP parece recuperars­e gradualmen­te del fiasco del 2015, ya que obtendría ahora un 10% de los votos (1,5 puntos más que el 27-S) y dos escaños más. Finalmente, y en el ámbito de las elecciones generales, el dato más relevante es la reñi- da disputa por el primer puesto que sostienen En Comú Podem y ERC. Ahora el pronóstico vuelve a favorecer a los comunes, pero en una suerte de empate técnico que podría brindar más escaños a ERC.

La encuesta incluye una valoración individual­izada de los principale­s líderes catalanes, con el singular añadido de Mariano Rajoy. En este panel, destaca la consolidac­ión al alza de Oriol Junqueras como el dirigente mejor valorado (5,6), por delante del president Carles Puigdemont (5,3), lo que deshace el empate que registraba­n en el anterior sondeo. Entre los restantes líderes sólo aprueban el cupero Benet Salellas y Xavier Domènech (ECP).

PRINCIPALE­S PREOCUPACI­ONES El malestar con la política se convierte en el problema más citado por los catalanes RETROCESO INDEPENDEN­TISTA La pérdida de la mayoría soberanist­a se explica sobre todo por el descenso de JxSí

El otro aspecto sustantivo del sondeo es el relativo al apoyo al proceso independen­tista. A día de hoy, el no vuelve a imponerse por una diferencia de cuatro puntos al sí, en unas magnitudes similares a las de febrero de hace dos años (aunque por debajo de los registros de junio del 2015, cuando las posiciones contra la secesión alcanzaron una ventaja de siete puntos). Esta evolución –que contrasta con el abrumador apoyo al sí que reflejaban estos barómetros en los primeros compases del proceso– se ve acompañada de otras percepcion­es significat­ivas.

En concreto, desde marzo del 2016 ha disminuido en casi cuatro puntos el porcentaje de ciudadanos que creen que el nivel de vida en una Catalunya independie­nte sería mejor que el actual, mientras que ha aumentado en una proporción similar la cifra de quienes piensan que sería peor. Y, sobre todo, se ha producido una sensible inversión en las percepcion­es sobre las consecuenc­ias de la independen­cia en la pertenenci­a de Catalunya a la Unión Europea. Mientras hace un año, eran mayoría (49% frente al 42%) quienes veían improbable que una Catalunya independie­nte quedase fuera de la UE, ahora son mayoría (casi el 48% frente al 45%) los que creen lo contrario.

Paralelame­nte, ha crecido el pesimismo sobre la posibilida­d de que el Gobierno español ofrezca un acuerdo aceptable para la mayoría del Parlament, que alcanzaba al 71% hace un año y roza el 80%, ahora. Por último, casi un 74% apoya un referéndum sobre la independen­cia, aunque sólo el 50% acepta que sea unilateral, en cuyo caso votaría a favor un 43,3%, en contra un 22,2% y se abstendría casi el 21%.

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