Un cardenal del Vaticano anima a la Iglesia de EE.UU. a presionar a Trump
Es sabido que a Francisco no le gusta en absoluto la política de Donald Trump. Lo dejó bien claro ya durante la campaña electoral cuando afirmó, en alusión al entonces aspirante republicano, que no podía considerar un verdadero cristiano a quien levanta muros contra otros pueblos. Ayer, el influyente cardenal Peter Turkson se mostró satisfecho de las resistencias que, “por fortuna”, está encontrando el presidente de Estados Unidos y animó a la Iglesia católica de aquel país a presionarlo para que corrija sus políticas sobre la inmigración, el cambio climático, la ayuda al desarrollo, el rearme y otras.
Turkson, de 68 años y de origen ghanés, es el prefecto del dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. El purpurado, un hombre hábil con la prensa y que llegó a sonar como papable en el último cónclave, hizo estas reflexiones en el curso de la presentación de unas jornadas de debate sobre el quincuagésimo aniversario de la encíclica Populorum progressio (el desarrollo de lo pueblos), promulgada por Pablo VI en 1967.
El cardenal ghanés trató de ser diplomático durante un desayuno con medios de comunicación en Roma, pero no ocultó sus opiniones. Se congratuló de que un juez de Hawái y otros magistrados antes que él hayan paralizado las órdenes ejecutivas sobre la prohibición de entrada en el país de los nacionales de algunos estados musulmanes. “Hay elementos de la sociedad americana que no están de acuerdo con las posiciones del presidente Trump”, dijo Turkson. “Se espera que el mismo Trump comience a replantearse algunas de sus decisiones”, agregó. El cardenal reconoció que el presidente norteamericano no hace sino cumplir sus promesas en campaña electoral, si bien auguró que se produzca un cambio: “Espero que se dé cuenta de la discrepancia entre la realidad de las cosas y las expresiones en la campaña electoral. Estamos llenos de esperanza de que las cosas cambien”.
Lo más sobresaliente de las palabras de Turkson es que instara directamente a la jerarquía católica estadounidense a reaccionar. Admitió que algunos obispos ya lo han hecho y animó a que sean más. “Contamos también sobre la acción de lobby de la Iglesia de EE.UU.”, enfatizó.
Sobre el cambio climático, el cardenal consideró “interesante” que otra gran potencia mundial, China, esté dando pasos opuestos a los de Washington y empiece a tomarse en serio el problema.