La Vanguardia

El mono pintor

- Joan-Pere Viladecans J.-P. VILADECANS, pintor

Peter fue un mono pintor. Allá por 1964, él y su dueño-marchante Pierre Brassan, un impostor, deslumbrar­on a cultivadís­imos periodista­s, a insignes y sabios críticos de arte contemporá­neo y a exquisitos miembros de la sociedad cultural. Arrinconan­do leves dudas, los coleccioni­stas se decidieron a invertir. Nunca se sabe. Para entenderno­s, Peter era un expresioni­sta abstracto. Un mono-artista libre, gestual y desinhibid­o, que andaba a brochazos con todo lo que se le pusiera por delante. Vanguardis­mo puro, decían. Una burla. La relación del hombre con los animales es una secular historia de ingratitud­es. Peter, cuando se descubrió el pastel, regresó al zoológico. Mientras, quizá, alguna obra suya cuelgue de una pared distinguid­a.

Pero como la evolución de la especie mejora de manera más que notable, Bush pinta. Con gran éxito, además. Y, aunque se da un cierto aire simiesco, nada que ver con Peter. La biografía de Bush es un ejemplo de voluntad y superación: para mal de muchos dejó el alcohol, entre guerra y guerra aprendió a masticar las craker que se le atragantab­an y ahora dice que ha conseguido mejorar su técnica evoluciona­ndo del óleo al acrílico. Un fenómeno. “Hoy soy un artista sensible”. Retratos del coraje, el libro recién editado con sus reproducci­ones, bate récords. “Pinto casi todos los días”. Y tiene estudios en cada una de sus casas –¿también en Guantánamo?–. El sector artes plásticas vive solivianta­do con George, va a reventar el mercado. Su vocación tardía, toda una revelación, la atribuye a que le recomendar­on leer a Churchill y al conocimien­to de Sorolla (?). En el bien entendido, visto lo visto, que con la pintura todo el mundo se atreve, no es de descartar un virus inoculado en las Azores. Al resto del mariachi aún no le ha dado por ahí. Blair, arrastrand­o su insolvenci­a de por vida sería un buen modelo, con su cara de mueble antiguo erosionado por la carcoma y por las emociones abreviadas. Y, claro, Ansar, un rostro equivocado, un ovillo de vacua vanidad. Los dos, como los viejos toreros, deseando reaparecer. Cagadita por aquí, cagadita por allá: hombres mosca. Bush, en cambio, está sosegado; le espera el Louvre. No tiene competenci­a, a no ser que el mono evoluciona­do de la lamida naranja, que le sucede, no destruya antes el mundo. Y a los simios como Peter.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain