La Vanguardia

De Hillary a Melania

La primera dama y la ex candidata demócrata defienden a las mujeres

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York

Según las encuestas, a estas alturas de la historia habría una mujer en la Casa Blanca. Pero, de forma oficial, no hay ninguna.

Ni como presidenta –al final, el famoso techo de cristal nada más registró una muesca y resistió– ni tan sólo como primera dama.

Las urnas desahuciar­on a Hillary Clinton. “No hay ningún lugar donde me gustaría estar más que con vosotros, en la Casa Blanca”, reconoció la frustrada candidata demócrata la noche del martes en San Francisco.

Hizo un discurso en un foro de mujeres de negocios, en defensa de la igualdad salarial y contra las barreras del machismo, cuestión en la que a Donald Trump le atribuyen muchas “iniciativa­s”.

Y Melania, qué decir de Melania. Calificada ayer por The New

York Times de “presencia espectral”, se ha mostrado elusiva a la hora de ejercer su responsabi­lidad. Esa misma que Hillary desarrolló en el gobierno de Bill Clinton en la década de los noventa.

Los Trump han incorporad­o a la presidenci­a de Estados Unidos, aunque aseguran que de forma temporal, el living apart together de la bohemia artística, el juntos pero no revueltos, tú en Washington y yo en Manhattan.

Dos mujeres tan distintas y un destino público conectado. A la intervenci­ón california­na de Hillary le siguió una extraña irrupción de Melania al día siguiente. Si es cara de ver, todavía lo es más de escuchar. Hasta ahora, la primera dama había tenido escasas palabras para la gran audiencia, una oración y poco más.

Extraña, porque la primera dama reclamó que la Casa Blanca actúe como protectora de los derechos de las mujeres a lo largo del mundo. Lo exigió precisamen­te ella, que, sostienen los críticos, es una víctima – “Free Melania”, gritan en las calles– que no puede escapar de la hiperbólic­a sombra de su marido.

Melania tomó cuerpo y asistió a la ceremonia en la sede del Departamen­to de Estado a rendir tributo a trece mujeres (de Yemen o Sri Lanka). Todas sufrieron violacione­s, violencia doméstica o ataques con ácido y los prejuicios en los tribunales.

“Allá donde una mujer es menospreci­ada, el mundo entero es menospreci­ado con ellas”, subrayó. Aunque su contenido se alineó con anteriores primeras damas, su estilo al leer el telepromte­r, sin el carisma de las otras, en especial Michelle, resulto más una interpreta­ción robótica que un gesto de solidarida­d. Rogó a la concurrenc­ia ponerse en los zapatos de esas víctimas. En sus ocho minutos de gloria, jamás citó al presidente del país, como si no fuera con él este asunto.

Al contrario de Clinton, tampoco salió contra el racismo y en defensa de las dos afroameric­anas que el trumpismo ha maltratado

“No hay ningún lugar donde me gustaría estar más que con vosotros, en la Casa Blanca” Críticas por honrar a unas mujeres frente a su cobardía ante la misoginia de Trump

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WIN MCNAMEE / GETTY IMAGES / AFP Melania Trump haciendo entrega de uno de los premios Mujer de Coraje a Sharmin Akter, de Bangladesh
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Hillary Clinton intervino el martes en una conferenci­a de mujeres de e negocios en San Francisco (California)
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