Mi hija también es intocable
Lanzado al estrellato gracias al inolvidable personaje que recreaba en Intocable, Omar Sy sigue encadenando éxitos, normalmente con películas que rozan, pero no caen, en la trampa lacrimógena o estridentemente cómica. Actor siempre convincente, este hijo de madre mauritana y padre senegalés, pero nacido en Francia, afronta aquí el reto de interpretar el personaje de un juerguista que primero vive del turismo conduciendo una lancha y después ejerciendo como doble en el rodaje de escenas de acción para series televisivas. Lleva una vida disipada, aunque sufre un terrible vaivén cuando un día se presenta un antiguo ligue que le deja un bebé. Una niña de la que presuntamente es su progenitor. El futuro como padre soltero abre terribles interrogantes en su existencia.
Este segundo largometraje del joven guionista y director Hugo Gélin es un remake de la comedia mexicana titulada No se aceptan
devoluciones, filmada en el 2014 por el también guionista y actor Eugenio Derbez, que ha colaborado en la escritura del guion de esta nueva versión cuya acción transcurre en Londres, París y Niza. “A veces, por el bien de alguien, hay que mentir”, se afirma en un momento de la película, y así queda plasmado en esta historia con el riesgo constante de resultar ramplona y sobrecargada de tópicos. Cuando la pequeña cumple ocho años los papeles parecen invertirse: ella habla inglés, sabe de todo y casi ejerce de cariñosa tutora para un padre desnortado, que ama profundamente a esta niña tan brillante.
Quienes aportan gran convicción a sus respectivos personajes son Omar Sy (algo habitual en él) y la debutante Gloria Colston, un prodigio de niña actriz que nunca resulta ñoña y transmite optimismo. El realizador Hugo Gélin asegura no querer impartir lecciones a nadie, porque “todos somos padres fracasados. De hecho, ya lo dice el personaje de Omar Sy: ‘No hay madre perfecta ni padre ideal‘”. Mañana empieza todo tampoco es una película perfecta, pero su visionado reconforta y estimula las ganas de amar en tiempos de incomunicación a causa de la tecnología envolvente y distanciadora.