El obstáculo, un jugón
Fognini, rival en semifinales, marca el punto de hervor de Nadal
Fabio Fognini (40.º del mundo), que es italiano, tiene alma de jugón. Lanza globos, dejadas y paralelos. Y cuando se encabrita, entonces vocea: –Cazzo! (joder). Ahí va un experto en la guerra de guerrillas.
Agarrándose a ese juego molestoso, Fognini (29) tumbó a Nishikori en los cuartos de final del Masters de Miami y apareció en el horizonte de Rafael Nadal (30), que le espera esta noche. Las diabluras de Fognini marcarán el punto de inflexión de Nadal, que se ha atrincherado este año y parece reforzado. Ya es el quinto del mundo, cada vez más cerca de Wawrinka, el cuarto.
Fognini es tenista de un día. De subidones y arrebatos. De eliminatoria de Copa Davis. Puede levantar el ánimo en un pabellón local. Su manera de hacer castiga al alma dubitativa. Nadal lo ha vivido en otros momentos. El italiano
GUERRA DE GUERRILLAS Globos, dejadas y paralelos: Fognini es un tenista de arrebatos, muy apropiado para la Davis
le tumbó en el 2015, en Barcelona. Para entonces, Nadal vivía devorado por una crisis de ansiedad.
Volvieron a encontrarse al año siguiente, en el mismo escenario, la primavera pasada. Eso fue otro cantar. En aquellos días, Nadal andaba a buen paso. Había ganado en Montecarlo y lucía muy bien en Barcelona.
“La fuerza mental y la tenística me están permitiendo salir adelante”, contaba Nadal en aquellos días. Parecía aliviado. Se había sacudido el estrés. Media hora antes, se había deshecho de Fognini en dos mangas. No le habían afectado los aguijonazos del italiano, el talento del jugón. Es la última vez que se enfrentaron entre sí. Nadal ha ganado siete de esos partidos. Fognini, tres.
Nadal acabaría imponiéndose en aquel torneo. Y luego inició un tormento que le hizo descomponerse. Se lesionó la muñeca y ya nada fue igual. Acabó el año como noveno del mundo. No se veía tan atrás, al cierre de una temporada, desde el 2004 (entonces era el 51º).
Toni Nadal, tío y entrenador de Nadal, atendía a La Vanguardia a mediados de este marzo. En aquellos días, predecía “muchísimas expectativas” para su sobrino en este 2017.
–Está legitimado para creer que siempre lo hará bien –dijo.
Le avalan los antecedentes. Nadal se elevó a la final en el Open de Australia y disputó la final de Acapulco. Y ante el estupendo Jack Sock, en los cuartos de final de Miami, fue un fenómeno: se impuso por 6-2 y 6-3.
–El partido exigía un cambio, jugar mejor que antes, y estaba preparado para hacerlo –dijo.
En el otro lado del cuadro, Roger Federer continúa su progresión y ya está en semifinales después de tumbar anoche a Berdych por 6-2, 3-6 y 7-6(6).